CAPÍTULO I
El
sueño
¡Oh! Si las flores duermen
¡qué dulcísimo sueño!
Gustavo Adolfo Bécquer.
Gretna Green, 1816.
“¿Por qué se casa la
gente?” se preguntaba o más bien, reflexionaba Edward Harper Junior cual
filósofo trascendental mientras se abotonaba con más o menos fortuna su
chaqueta de uniforme militar de la marina tras haber desistido de la acción de
anudarse el pañuelo.
¿Qué motivo podía
llevar a las personas, sobre todo a los hombres, a interrumpir su estado de
permanente soltería para compartir el resto de su vida con otra persona?
Así a bote pronto,
su bastante perjudicada por el alcohol mente, esgrimió tres motivos:
-
Por
amor, el motivo más habitual entre su familia durante las últimas generaciones
aunque ninguno de sus hermanos se había atrevido a dar ese paso, pese a que
todos tenían ya edad para hacerlo.
Parecía que el
“honor” y la “gloria”, al igual que lo conseguido en el campo de batalla, le iba a corresponder a él y sería el primero
de los vástagos del marqués de Harper que contraería nupcias.
Sabía que a su padre
no le iba a hacer mucha gracia enterarse del modo y las circunstancias en que
este hecho iba a suceder (sin ningún miembro de su familia presente) pero ya
habría tiempo de le organizase la boda que según su criterio (excesivamente
femenino en su opinión) debía tener como héroe de guerra.
-
El
segundo motivo por el cual la gente solía casarse era fruto de un escándalo. Este
tipo de matrimonios solía darse de forma mucho más habitual entre los nobles,
especialmente desde el año anterior, tras el regreso de una buena parte de las
tropas masculinas nobiliarias a sus respectivos hogares familiares
aristocráticos.
Antes, este segundo tipo de matrimonios solían darse tras la fiesta de
disfraces de lady Mushroom o alguna de las múltiples mascaradas temáticas que
las matronas de la sociedad organizaban.
Con esas circunstancias a priori tan propicias, estimulados por la
libertad de actuación que una máscara o un disfraz les otorgaba, se desataban
las pasiones y los encuentros sexuales en cualquier lugar y circunstancia se
multiplicaban esas noches. El problema sucedía cuando la pareja era descubierta
al principio, al final o incluso en mitad del acto porque ello de inmediato
conllevaba dos cosas: la propagación del hecho; con el consecuente escándalo y
bochorno públicos y la celebración de un matrimonio precipitado.
Quizás ese fuera el motivo por el cual todo el mundo esperaba con ansia
y expectación conocer el día planeado por lady Mushroom para celebrar su
archiconocida fiesta: en días y semanas sucesivas los escándalos públicos,
divorcios y matrimonios (en ocasiones se producía una conjunción de los tres)
entre la aristocracia se multiplicaban.
Sin embargo, esa dinámica imperante hasta ahora parecía que se estaba
interrumpiendo porque tras el regreso a casa del ingente contingente masculino,
bastaba la celebración de una pequeña reunión para que un hecho de este tipo
sucediese.
-
El
tercer y último motivo que su mente había dilucidado tan brillantemente pese a
su estado de embriaguez era el de la conveniencia; motivo imperante entre la
nobleza y que estaba perdiendo adeptos en derredor del segundo sobre todo. Él
mismo había esgrimido y utilizado el argumento de que había visto y vivido bastante
en la guerra como para comprometerse en matrimonio de manera tan inmediata.
Ahora lo que le apetecía era vivir, relajarse y disfrutar un poco de la vida.
Con estas palabras muchos militares quedaban fuera del mercado
matrimonial para decepción de las jovencitas casaderas y, dependiendo de la
situación individual de cada uno, para el agradecimiento o el odio del resto de
varones aristócratas solteros.
Esos eran los motivos habituales para la celebración de un matrimonio,
pero él como buen y atípico Harper no podía casarse atendiendo a ninguna de
esas tres posibilidades. Sería una ofensa y una afrenta familiar si así lo
hiciese.
¿Cuál había sido el motivo entonces que le había llevado a estar preparándose para su boda esa noche
pese a estar borracho como una cuba y a que probablemente mañana no se iba a
acordar de nada de lo que hubiese hecho o dicho esta noche?
Una apuesta entre amigos, como no podía ser de otra manera.
En este punto, debía aclarar que no se trató de una apuesta nupcial
desde inicio, porque en ese caso y pese a quedar como un cobarde frente a su
amigo Andrew Worthing, no iba a ejecutarla. La apuesta consistió en tener la
valentía (los cojones para ser más precisos y concretos) suficiente para
acercarse con la hermosa chica castaña que estaba saboreando una cerveza en la
barra.
¿Cómo negarse o rehusar la que probablemente era la apuesta más
sencilla que había ejecutado e iba a ejecutar en su vida?
Mientras se acercaba a ella, ya estaba pensando en cómo y en qué iba a
gastarse el dinero que la apuesta le iba a reportar. Se rió de la inocencia e ignorancia que su
amigo mostraba a veces: sin duda le había planteado ese reto pensando que la
desconocida tenía algún tipo de relación o parentesco con el dueño de la
taberna, pero se habría dado cuenta de que no era así si hubiera prestado
atención a la mujer de la misma manera en la que él lo había hecho porque de
este modo habría percibido su sensación de incomodidad y nerviosismo en el
lugar así como la inocencia que tenía en su rostro. Era obvia la ausencia de
parentesco con el propietario del lugar.
Lo que no entendía muy bien entonces era qué hacía allí y sobre todo,
por qué Steve, el dueño de la taberna (le dijo su aletargada mente finalmente)
le permitía permanecer allí, cuando las tabernas no eran lugares para las
mujeres con la única salvedad de las prostitutas; profesión que sin duda ella
no ejercía.
Por tanto, bastaba con un breve intercambio de palabras para ganar y
hacerse con el dinero de la apuesta y él así lo hizo. Sin embargo, una vez
consiguió sacarle la primera sonrisa a la bella castaña de nombre extrañísimo
(y que ahora no alcanzaba a recordar) olvidó la motivación que le había llevado
hasta allí, se sentó a su lado, comenzaron a charlar de todo un poco y, lo que
era más importante para la situación actual de Edward, la cerveza y otros
licores con mayor graduación de alcohol comenzaron a correr para ambos como si
de corrientes fluviales se tratasen.
El mero hecho de que le gustase el alcohol y que no tuviese miedo a
demostrarlo en público ya bastó para que le cayese simpática pero, a medida que
pasaba más tiempo hablando (más bien balbuceando) y bebiendo con ella, su buena
impresión y consideración aumentaban e incluso pudo apreciar lo guapa que era y
lo marrones y profundos que eran sus ojos.
No estaba muy seguro pese a lo reciente de dicha situación (su mente
tenía una espesa niebla en ese sentido) del momento ni las circunstancias exactas
que le llevaron a plantearlo; probablemente cuando mencionó su reciente
adquisición de una casa en Fulham para cuando decidiese sentar la cabeza y
formar una familia, pero en mitad de la conversación le preguntó:
-
¿Quieres
casarte conmigo? –
Recordaba o creyó recordar que ella le miró con los ojos muy abiertos
antes de echarse a reír a carcajadas como si hubiera escuchado el chiste más
gracioso de su vida, terminando por contagiarle la risa a él e iniciando una
competición sin saberlo cuyo tema era quién era más escandaloso al ejecutar
esta acción.
-
Sí –
terminó por decir entre carcajada y carcajada aunque sin dejar de sonreír.
Tras escuchar ese monosílabo salido de la boca de la mujer, fue su
turno para sorprenderse. De hecho, fue tal el grado de su sorpresa que se puso
en pie de un impulso e incluso tuvo que agarrarse a la barra para no caerse fruto
del mareo que esta acción le había provocado. Con tan mala fortuna que tiró los
vasos llenos de whisky al suelo vertiendo el contenido y rompiéndolos en miles
de pedazos.
Esa tragedia sin embargo, le pareció tremendamente divertida a la mujer
porque reanudó sus carcajadas y volvió a provocarle a él ganas de reír.
-
¿Sí? –
preguntó agarrado con todas sus fuerzas a la barra en una posición de escorzo
para evitar resbalar aún más y caer a la trampa mortal en la que se había
convertido el suelo. Poco más que asentir y reafirmarse con ese gesto de lo
dicho antes pudo hacer ella debido a la risa que toda la situación le
provocaba.
-
Muy bien
– dijo él con una sonrisa de satisfacción en el rostro antes de inclinarse para
rozar y besar los labios de la que iba a convertirse en su futura esposa esa
noche.
Lo que iba a ser un inofensivo beso, pronto se convirtió en apasionado;
para sorpresa mayúscula de Edward; quien para nada estaba preparado para la
oleada de deseo y necesidad de llevar a la cama que recorrió su cuerpo que el
contacto con la desconocida le provocó. La intensidad del hecho provocó que
nuevamente volviera a tambalearse, pero aún así de ninguna manera iba a
interrumpir su degustación del alcohol en labios ajenos, no obstante hubo de
hacerlo cuando escuchó la siguiente frase:
-
Pero
¡qué maravillosa noticia! – exclamó y pronunció Andrew Worthing quien había
escuchado toda la “conversación” mientras se acercaba a la pareja y rompió toda
la magia.
Lo siguiente que recordaba con más claridad (quizás porque era justo lo
que acababa de hacer antes de comenzar a vestirse en su habitación) era haberle
pedido a Andrew que fuera su padrino de bodas y que como tal, le acompañase a
las joyerías en busca de un anillo de casada adecuado a su futura esposa.
Era una ventaja que se encontrasen en el pueblo escocés de Gretna Green
y no solo por las licencias especiales matrimoniales que se concedían sino
porque gracias a esta función no oficial aunque sí reconocida del pueblo, éste
contaba con todos y cada uno de los negocios asociados a la celebración de una
ceremonia nupcial y además en horaria de continua apertura.
¿Cómo iban a cerrar si en cualquier momento podría celebrarse una nueva
boda que necesitase de todo el
equipamiento completo? No podía arriesgarse a la pérdida de clientes y dinero.
Por eso, tanto la futura señora Harper de nombre extraño y difícil de recordar
como él no tuvieron ningún tipo de problemas a la hora de conseguir un vestido
rosa fucsia de novia, unos lirios como ramo y un anillo de oro con un solitario
diamante de vetas coral en homenaje a su
signo del zodíaco; el cual había recordado que era Escorpio.
Old Parish Church[1] fue el lugar designado
para la celebración de la ceremonia nupcial de tan tambaleante, inestable,
risueña y si cabe, aún más borracha pareja.
-
Y
llegados a este punto… - inició el sacerdote tomando aire en busca de paciencia
pues veía a la legua que este matrimonio era un error, sobre todo por el estado
y la monumental borrachera que ambos contrayentes traían consigo y porque no
quería ser al día siguiente el destinatario de una broma o regañina en público
por haber oficiado esta ceremonia. - ¿Quieres tú y aceptas Jezabel Marie O’
Donovan a Edward Proud Harper como tu legítimo esposo para amarlo y consolarlo,
cuidarlo y respetarlo hasta que la muerte os separe? – le preguntó a la futura
esposa. De acuerdo, era muy consciente de que la ceremonia no se estaba
desarrollando de forma muy ortodoxa porque se habían saltado los votos
matrimoniales (por incapacidad de los novios) y ahora él había hecho la versión
reducida de las preguntas de aceptación.
Sin embargo, en este sentido no estaba
preocupado, aquí quien otorgaba o no la validez del matrimonio era él con la
firma de la licencia, fuera como fuese la ceremonia y además, estaba seguro de
que al día siguiente ninguno de los dos lo recordaría. A menos que recurriesen por supuesto al
padrino y tercer asistente a la boda quien, pese a estar igual de borracho que
los contrayentes (así lo indicaba su aliento) se mantenía sorprendentemente
erguido y lúcido. Pero incluso en tal caso, estaba seguro de que no les
importaría.
-
Sssssí
quieeggo – dijo Jezabel asintiendo vigorosamente con la cabeza. Tan
vigorosamente que dio un traspiés y estuvo a punto de caerse de boca si Edward
no la hubiese agarrado; aunque quedó a escasos centímetros del suelo. Quizás
fuera el nerviosismo o la sensación de que se había librado de una buena y de
hacerse mucho daño pero ahí, en ese momento y en esa posición, ella rompió a
reír nuevamente.
-
¿Estás
bien? – preguntó el sacerdote preocupado. Jezabel asintió. - ¿Y segura de lo
que quieres hacer? – añadió. Por segunda vez consecutiva (dado que no podía
hacer otra cosa) Jezabel volvió a asentir. – Pero ¿completamente? – preguntó
una tercera vez. – Porque si tienes dudas en cualquier momento podemos… -
añadió.
-
Ssseñññor
Passstorr Passstorrr – dijo Edward arrastrando las palabras y señalándole con
el dedo índice intentando parecer amenazante aunque incapaz de logarlo de tanto
como se tambaleaba. Su tambaleo llegó hasta tal punto que no le quedó más
remedio que soltar su futura esposa y dejar que cayera sobre el suelo y ni aún
así se puso completamente erguido. – Mi mujjjjerrr ha dicho sssí y un sssí
essss un sssí – añadió con gesto filosofal y como si se tratase de una profunda
reflexión fruto de horas y horas de disertación. – Ahorrrra mmme tocca –
exigió.
El sacerdote emitió
un hondo suspiro donde mezclaba nuevamente la paciencia con el alivio.
Sabía que su sueldo
a final de mes dependía del número de ceremonias religiosas que oficiase, sin
importar el tipo de las mismas. Sin embargo, su fe y su buena conciencia no le
dejaban actuar movido únicamente por su interés o beneficio económico; de ahí
que preguntase e insistiese tanto (incluso podría decirse que presionase) tanto
a las novias acerca de la respuestas que daban de inicio. Y escogía a las
novias porque solían ser las más débiles de carácter (y por tanto las más
influenciables) de la pareja y porque eran las primeras a las que preguntaba.
En consecuencia ponía en riesgo su propio pellejo porque los novios no solían
ser precisamente pacientes en estas cuestiones y en más de una vez le habían
golpeado por meterse donde no debía.
Pero es que eran tan
jóvenes y estaban cometiendo ese error sin ser conscientes de ellos. Y había
visto pasar esto mismo tantas y tantas veces que…era incapaz de quedarse quieto
ante la situación.
No obstante, en este
caso parecía que ellos querían continuar con la situación por lo que los
casaría. Allá ellos luego con su vida
las consecuencias que este matrimonio conllevaría.
-
Y tú
Edward Proud Harper, quieres y aceptas a Jezabel Marie O’ Donovan como tú
legítima esposa para amarla y respetarla, quererla y cuidarla hasta que la
muerte os separe? - preguntó.
-
Ssss…sss….sssí
quiegggo – aseguró. – Y essstoy muuuuuy seguro – añadió levantando el dedo
índice y señalando al techo (en busca de Dios para hacer un juramento supuso el
sacerdote) – Asssí que… no mmme pgggegunte tannntasss veccesss lo misssmo como
a ella – concluyó señaládola.
-
Muy bien
– concedió el sacerdote aceptando lo que parecía ya inevitable. – Entonces,
ponle el anillo y… - hizo un silencio de tensión antes de añadir con desgana
mientras pensaba en el error mayúsculo que era esta ceremonia: - Yo os declaro
marido y mujer – Adelante, puedes besar ya a la novia – le informó.
Bastante poco tiempo
tardó Edward en seguir la recomendación del sacerdote. Eso por no decir que, apenas terminó de
pronunciar la palabra novia, Edward tiró de su ya esposa para estrecharla en
sus brazos y besarla de una manera tan apasionada para que, incluso estando tan
borracha como estaba, se hiciese una idea de lo que iba a ocurrir esa noche.
De hecho, solo
interrumpieron el beso porque Andrew tocó el hombro de Edward para ofrecerles
una botella de champán (para total incredulidad y sorpresa mayúscula del
sacerdote; quien no dejaba de preguntarse de dónde demonios la había sacado)
con la que brindar esa noche por su futura felicidad.
Cuando Edward vio la
botella sonrió con complicidad y agradecimiento a su mejor amigo, se la arrebató
de las manos con bastante rapidez y seguridad pese a su estado de embriaguez.
Miró a su esposa y
no hizo falta que abriese la boca para decirle nada porque ella le leyó el
pensamiento y dio un pequeño paso al frente. Su mutuo entendimiento mental
provocó que Edward volviera a besarla de forma apasionada, aunque esta tercera
vez con mucha menor duración y que pensase que iban a tener un matrimonio
perfectamente afortunado y lleno de amor; ya que, por gestos como ese, ya
comenzaba a quererla.
Era pronto para
decírselo todavía.
Esperaría a que
estuvieran solos en su dormitorio.
Por eso, en
silencio, le pasó el brazo por encima del hombro y, a trompicones y
tambaleantes cruzaron el pasillo central de la iglesia mientras ejecutaban unas
perfectas –S y se chocaban con todos y cada uno de los picos de los bancos en
su caminar.
Cuando llegaron a la
puerta hicieron un breve descanso para coger fuerzas y quejarse a gusto de los
golpes que se habían dado en el trayecto. También ahí, en esa posición, Edward
tomó la mano de su esposa y observó con atención (incluso podría decirse que
hipnotizado) el diamante que le había comprado y le besó la mano de forma muy
sonora y teatral.
-
Vamosss
esposa – dijo, tirando levemente de ella. – Passssarrremosss unnna nnoche
jjjuntossss que nnno vamosszss a olvidarrr – profetizó.
Acto seguido,
descorchó la botella de champán con dientes como preludio e inicio oficial de
los actos de celebración.
[1]
Old Parish Church: Una de las
iglesias más antiguas de Gretna Green cuyos orígenes se remontan a los
pictos. En el siglo XVII las parroquias
de Gretna y RedLirk se unieron dando como resultado ésta. Pero el edificio se
reconstruyó sobre una iglesia del siglo XII en el año 1790.
ERES LA BRUJA MAS MALA MALVADA MALOTA MALISIMA MALEVOLA MALEFICA PERVESAMENTE MALEFICIENTE PERO COMO COMO COMO ME HACES ESTO¿?¿¿?¿? PERO PORQUEEEEEE PORQUEEEE PORQUEEEEEEE MADRE MADRE MADRE MADRE QUIERO MAAAS AAAA QUE PASA LUEGO
ResponderEliminarUFFF SI ME DEJASTE A CUADROS CON EL PROLOGO YA ME HAS MATADO Y PARA BIEN CON EL CAPI UNO PERO POR PARTES
-COMIENZAS CITANDO A BECQUER Y GANAS PUNTOS CONMIGO PORQUE LO ADORO LO ADORO MUERO POR EL
-BUENO EL CAPI COMIENZA EXPLOSIVO CON NADA MAS NI NADA MENOS QUE CON SR JUNIOR PREPARANDOSE PARA NADA MAS NI NADA MENOS QUE PARA CASARSE Y PORQUE¿?¿?¿?¿?¿? PORQUE HA HECHO UNA APUESTA
-QUE HARA JEZABEL EN UNA TABERNA¿¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿? ESPERO QUE ME LO EXPLIQUES
-MOMENTAZOS OJIPLATICOS Y MANDIBULA HASTA ABAJO:
-UNO CON EL BESAZO APASIONADO ENTRE AMBOS DOS QUE HA SIDO EN PLAN MANDIBULA DESENCAJADA Y OJOS HASTA ATRAS
-DOS MOMENTO PROPOSICION QUE NOS CASAMOS MI MANDIBULA SE HA DESCOLGADO MAS Y LOS OJOS YA NO LOS PODIA ABRIR MAS
-TRES MOMENTO BODA Y DE NUEVO BESO APASIONADO O BESOS PLURAR
-CUATRO MOMENTO FINAL QUE ME HAS QUEDADO A MEDIAS DE SI VAN A PASAR LA NOCHE JUNTOS O NOS YA AHI MI MANDIBULA NO SE HA PODIDO DESCOLGAR MAS PORQUE YA ESTABA POR LOS SUELOS Y MIS OJOS SALIDOS DE LAS CUENCAS XQ VAYA TELA FINAL EXPLOSIVO QUE ME DEJA CON GANAS DE MAS
-MOMENTAZOS DE QUE ME HE MEADO DE LA RISA:
-UNO MOMENTO CHURRI CASATE CONMIGO XQ HA SIDO COMICO CUANDO LE HA DICHO QUE SI Y HA ROTO TODO LO QUE TENIA A MANO JAJAJAJAJA ESTE HOMBRE ES PEOR QUE YO Y MIRA QUE YO HE ROTO PLATOS JAJAJAJAJ
-DOS MOMENTO PRONUNCIACION VOTOS NUPCIALES JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA ESPERA JAJAJAJAJA ME MEO DE VERDAD EL CURA ES EL MEJOR SIN DUDA EL POBRE LO MAL QUE LO HA TENIDO QUE PASAR
-REFLEXION MIA: LOS DE GRETNA GREEN SON COMO DAVID TUTERA PERO A LO CUTRE EN SERIO UN VESTIDO ROSA FUCSIA¿?¿?¿? JAJAJAJ LO VISUALIZO POMPOSO JAJAJ Y UN ANILLACO DE LOS GORDOS PERO HA SIDO UNA BODA A LA QUE ME HUBIERA GUSTADO ASISTIR FIJATE
CONCLUSION: PON MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS PON MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS Y PRONTOOOOO XQ HA SIDO UN CAPI EXPLOSIVO DE PRINCIPIO A FIN ASI QUE QUIERO MAS CARNAZA MALISIMA Y QUE NO ME DEJES A MEDIAS Y NO ME DEJES COSAS ASI AHI ALE Y QUE ME PIQUE LA CURIOSIDAD MALISIMA
HE DICHO
XDXDXDXDXD me meo.... esto es peor que Las Vegas!!! Mira que se sabe perfectamente, borracho ni te comprometas, ni te hagas un tatuaje, ni te dejen sol@ tus amigo porque la lias!!! Luego te despiertas casado en este caso o con alguien que no conoces en la cama y esas cosas XD Aunque siendo escorpio.... no me extraña lo más mínimo, es más... le va a pasar más de una pq atraemos los problemas XDXDXD En serio, me he reido un montón!!!! En fin... creo que voy a disfrutar muy mucho de esta novela XD
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