CAPÍTULO VI
La
buena nueva
Cásate demasiado pronto y te
arrepentirás demasiado tarde.
“Lo bueno de vivir
en una comuna estrambótica familiar y de estar desaparecido durante más de un
día es que siempre va a haber alguien en casa que te abra la puerta” pensó
Edward Junior precisamente frente a la puerta de entrada de su casa y pensaba
con cuál de sus dos ocupadas manos debía llamar; si con la del papel donde se
certificaba su estado de casado (es decir, la licencia matrimonial de Jezabel)
o la mano en la que llevaba la botella que había estado bebiéndose todo el
camino.
Finalmente, optó por
la mano que llevaba la botella porque ésta era menos útil e imprescindible en
su vida ahora mismo. Y justo en el momento en que se disponía a llamar a la
puerta…No hizo falta que su mano, codo o cualquier zona o parte de su brazo
entrara en contacto con ella porque le abrieron la puerta desde dentro.
No se sorprendió
porque debían estar esperándolo.
Y a juzgar por el
rostro de la persona que tenía frente a él en ese instante, no se alegraban
mucho de su corto período de ausencia.
No debía
sorprenderse que no fuera el mayordomo quien le hubiera abierto la puerta. En
realidad, no debía sorprenderse de que ninguno de los criados realizase
aquellas actividades para las que estaban contratados porque, como bien se
decía en las crónicas de cotilleo social, su familia era de lo más estrambótica
en todos los sentidos. Y entre esos casos de familia atípica se encontraban por
ejemplo, que fueran las mujeres quienes solían preparar (que no ayudar) las
comidas o que, si alguien que no era el mayordomo se encontraba más cerca de la
puerta que éste, abría la puerta.
Así había sucedido
en esta ocasión.
Y para su fortuna
(buena o mala) quien le había tocado en suerte a la hora de abrir la puerta
fue… ni más ni menos que su cuñada Zhetta.
Su ceñuda y por
tanto, muy enfadada cuñada Zhetta, cabía señalizar.
-
¡Maldito
petirroto! – refunfuñó antes de agarrarle de la mano donde tenía su licencia
matrimonial e introducirle en el interior de la casa.
-
Yo
también me alegro de verte, cuñada – le respondió con ironía.
-
¡Cállate!
– le ordenó ella deteniendo su marcha de forma abrupta y provocando que Edward
se marchase con el interior del líquido de su botella. – ¡No tienes ni idea de
lo precuentados que estogamos todos por ti! – añadió, antes de reanudar la
marcha; a pasos agigantados y que no detuvo hasta llegar al punto final de la
misma. Una vez allí, y sin darle tiempo
de preparación física y mental; entró en el amplio salón que tenían para
recibir visitas y anunció: - ¡Mirad lo que nos ha dejado el cartero! –
-
¡Edward!
– gritaron unos al segundo. Aunque esos gritos de su nombre se entremezclaron a
su vez con otros en los que utilizaban su nombre familiar; que no era otro que:
- ¡Júnior! –
Zhetta le soltó de
manera repentina (y brusca cabe reseñar) para ir a situarse junto a su marido;
sobre todo cuando observó la expresión que éste tenía en el rostro. El verse
repentinamente liberado de la fortaleza y presión de su cuñada provocó que
Júnior tropezara y diera un traspiés con sus respectivos sostenedores
corporales. Tan exagerado fue que, a punto estuvo de provocar que el preciado
líquido que contenía su botella (y que le había costado una pequeña fortuna por
su exclusividad) se desparramara por una alfombra no menos lujosa.
Anthony; marqués de
Harper, Rosamund; duquesa de Greyford y bueno, en general, todos los hermanos
Harper habían dado un paso al frente e iniciado una carrera silenciosa por ver
quién de ellos era el que antes le echaba el lazo e iniciaba con su reprimenda;
por no decir bronca. Sin embargo, al igual que todos dieron un paso al frente
cuando lo vieron solo, abandonado y desvalido en el centro de la estancia; lo
mismo sucedió cuando le vieron actuar de esa manera.
-
¿Has
bebido? – preguntó, o más exigió saber, Rosamund
-
Claro –
respondió Junior. - ¿O es que pretendías que murieran deshidratado? – preguntó
con ironía; algo que no gustó a nadie de los allí presentes. En cuanto a
Junior, el mero hecho de pronunciar la palabra beber o deshidratación le
provocaron una sed bastante intensa. Por eso, dio un trago bastante largo a la
botella que tenía en las manos; pues (y nunca mejor dicho) la tenía a mano.
-
¡Oh Dios
mío! – exclamó Sarah Parker. - ¡Ha recaído! – añadió, horrorizada.
-
¿Está
borracho? – preguntó Joseph en voz baja; aunque no lo suficiente como para que
no le escuchara.
-
No he
recaído, no estoy borracho ni tampoco estoy sordo – respondió Junior,
nuevamente con ironía. – Pero en el caso de que hubiera decidido volver a las
andadas, no tendríais nada que reprocharme porque el motivo por el que lo
habría hecho era digno de celebración – aseguró, con cierto tono de
autodefensa.
-
¿Seguro
que no está bebido? – le preguntó Rosamund
(que no vivía allí pero había sido convocada con carácter de urgencia) a
Callíope; intentando aprovechar el don
de videncia que la segunda mujer aseguraba poseer.
Callíope iba a
responder de forma negativa, pero Henry se le adelantó al colocarse justo
frente a su hermano pequeño (al que en teoría estaba ayudando para que dejase
de beber y había fracasado a primera instancia) y aspirar todo el aire (y con
él los olores que le acompañasen) que sus fosas nasales le permitiesen.
-
No huele
a alcohol – dijo, incrédulo en grado sumo de asombro.
-
Ya he
dicho que no estoy borracho – repitió, algo cansado. – Aunque de todas las
noches y los días que he sentido la acuciante necesidad de volver a beber, hoy
ha sido el que más cerca he estado – confesó.
-
Y
entonces, sino está bebiendo whisky o coñac como parece a primera vista ¿qué es
lo que contiene esa botella? – preguntó Grey.
La respuesta se la
proporcionó Anthony; quien arrebató la botella de las manos de su hermano
pequeño y, repentinamente sediento, dio otro largo trago al líquido que esta
contenía… para escupirlo inmediatamente después con enorme desagrado sobre esa
misma lujosa alfombra que tan afanosamente había intentado Edward dejar
impoluta.
-
¿Té? –
le preguntó quitándose los últimos restos de este líquido de su cara; que
estaban situados en las comisuras de su boca. - ¿En serio? – añadió, sin elevar
el tono de su voz, pero no por ello menos sorprendido.
-
Un té
muy caro, gracias – respondió Edward, nuevamente arrebatando la botella de
manos de su hermano y limpiando la boca con la manga de su camisa antes de
cerciorarse de que el cristal de la botella que lo contenía (realizado en
cristal de Murano traído de la propia Venecia y por el cual creía que era tan
caro) no había sufrido ningún desperfecto. O puede que el desorbitado precio que había
pagado se hubiera debido a que la dependienta tuvo que mezclar su té varias
veces hasta obtener la mezcla perfecta, con las cantidades adecuadas de azúcar
y leche. Ante la estupefacción general, no le quedó más remedio que decir por
tercera vez: - Ya os he dicho que no he bebido ni una sola gota de alcohol
aunque no me han faltado ganas – recordó. - ¡Hombres y mujeres de poca fe! –
protestó.
-
¿Qué
celebramos? – preguntó Henry con una amplia sonrisa y frotándose las manos por
la expectación repentinamente animado; para sorpresa del resto de la familia
allí presente. - O deberíamos celebrar – añadió, tornando su semblante más
hacia la seriedad al ver el poco entusiasmo reinante a su alrededor.
-
Celebramos,
Henry, celebramos – aseguró Junior, bebiendo otro trago de su botella de té
directamente; para total asco de su hermano mayor.
-
Edward
se te ha caído esto – dijo Callíope mientras se agachaba para recogérselo y se
lo devolvía.
Junto con la
cabezonería, la curiosidad extrema, era otro de los rasgos comunes en todos los
miembros de la familia Harper; naturales y agregados, solo que unos lo
mostraban más públicamente que otros. Y de entre todos los miembros curiosos de
la familia, destacaba Joseph; quien, no en vano, era el editor de un periódico
que contenía la columna y columnista más famosa y de mayor número de seguidores
de la década; Christina Thousand Eyes.
Por eso, cuando vio
el papel que su esposa le entregaba a su hermano pequeño y sobre todo, el
estado en el que se encontraba; lleno de arrugas sin duda motivado por la
presión de las manos que Junior había ejercido sobre él, la curiosidad le pudo
y se lo arrebató a su esposa de las manos.
Sin
embargo, como he mencionado, Joseph no era el único curioso de la familia. A la
zaga y a una distancia bastante escasa le seguía su cuñada Sarah; quien
casualmente era miembro del quipo Christina. Una Sarah que, se adelantó a Joseph
y leyó en voz alta el contenido del misterioso documento: se lo quita a su
esposa pero lee Sarah:
-
Licencia
matrimonial – leyó. Inmediatamente después se produjo un instante de silencio
durante el cual su cerebro procesó la información que había leído. Por eso,
repitió; esta vez en tono interrogativo: - ¿Licencia matrimonial? –.
Lord Greyford no era
cotilla ni curioso por naturaleza pero, cuando escuchó a su cuñada Sarah
pronunciar esas palabras, sin duda creyó que se trataba de un error y por ello,
no le quedó más remedio que prestar atención al susodicho papel y leerlo él
también en voz alta para que se diera cuenta de su error y aclarar la confusión
– Licencia matrimonial – dijo con voz neutra; por tercera vez en esta
conversación. - ¿Licencia matrimonial? – preguntó sorprendido en grado sumo.
-
Licencia
matrimonial – volvió a decir Edward quitándole el papel de las manos a lord
Greyford y guardándoselo en el bolsillo. - O en otras palabras, he contraído
matrimonio – añadió, cansado de que se repitiera la conversación. - Yo creo que es un motivo para que celebréis
¿no? – preguntó, mirando a un boquiabierto Henry.
-
¿Sales una noche de juerga estando sobrio y
regresas casado? – preguntó un Joseph, más alucinado que su hermano pequeño
Henry, si cabe. - ¡Joder! – exclamó en voz alta; aunque muchos lo pensaban. -
Prefería tus juergas de cuando eras un borracho – añadió. – Llegaba a casa en un pésimo estado
físico sí, pero al menos no cambiaba de estado civil – explicó; y no quedó más
remedio que el resto le diera la razón y asintieran con la cabeza.
-
Un
momento – dijo Sarah; llamando la atención del resto de personas allí
presentes. - Aquí dice que se casó en 1816 en Gretna Green – añadió, una vez
conseguida toda la atención.
-
¿1816?
– preguntó Anthony, confuso enarcando una ceja. - Pero eso son… - añadió,
mientras calculaba mentalmente.
-
8 años
- respondió Zhetta, muy orgullosa de sí misma. Llevaba muy poco siendo
marquesa de Harper y, noble en general y le quedaba tanto por aprender…Por otra
parte, estaba claro que no era
(todavía) la mejor alumna o un as
en protocolo, comportamiento social y privado o con el lenguaje; pero había descubierto que de todas las
numerosas y tediosas asignaturas que estaba estudiando para mejorar sus
carencias, las matemáticas definitivamente eran lo suyo.
-
¿Has
dicho 1816? – le preguntó Rosamund a Sarah. Una Sarah que estaba completamente
sehura de que esa era la fecha que había pronunciado, pero que no obstante,
cuando su cuñada la miró de esa manera, la aterrorizó hasta tal punto que, dudó
de sus propias palabras y su vista. No le quedó más remedio que volver a mirar
y asentir; de una manera muy convincente, todo fuera dicho. - ¿Eso quiere decir que fuiste el primer
Harper en casarte? – volvió a preguntar Rosamund, con cierta suspicacia y duda
en su tono de voz. Junior; al contrario que Sarah, no se atemorizaba por su
hermana, por lo que fue mucho más rápido y seguro de sí mismo al asentir.
Ninguno de los
Harper perdió detalle de lo interesante que se volvió la última parte de la
conversación y cual, espectadores a un
partido de tenis en empate, esperaban y ansiaban ver cuál sería el próximo
movimiento (en este caso reacción) por pare de la única fémina natural, aunque
no por ello con menos carácter, de los Harper.
– ¡Gracias hermano! – exclamó llena de alivio
mientras le abrazaba para desilusión general.
- Me choca bastante este
comportamiento de Rosamund – susurró Joseph a su esposa Callíope; que no
entendía a qué venía este estado de decepción general.
Una Callíope que
tuvo poco tiempo para desconcertarse o extrañarse con las palabras de su marido
porque una pequeña corriente de aire, provocó que ambos fijaran de nuevo su
mirada en los pelirrojos Harper.Dicha corriente provenía ni más ni menos de la
velocidad a la que Rosamund había movido su mano para abofetear y cruzar la
cara dos veces de su hermano pequeño:
- ¿Por qué no lo habías dicho hasta ahora? – preguntó furibunda
mientras rechinaba la mandíbula.
– Eso casa mucho más con mi hermana – volvió a susurrar Joseph; algo
más aliviado pues había llegado a pensar que el carácter de su hermana se había
ablandado con la maternidad.
Callíope, pese a la explicación “aclaratoria” de su marido seguía sin
entender la exacerbada reacción por parte de Rosamund. Pero ella no había
estado en su época de juventud cuando (nunca de forma directa y pública) toda
la presión de la familia se cernía sobre ella y en su infructuosa búsqueda del
marido ideal para ella; pues no estaba bien visto que continuase siendo la
marquesa de Harper cuando estaba en edad casadera y poseía una fortuna propia y
adecuada para contraer nupcias y adquirir el título nobiliario de su cónyuge.
Claro que, con su especial carácter, el hecho de conseguir marido
resultó una verdadera odisea hasta que dio con lord Greyford; quien no podía
ser más diferente a ella en todos los aspectos de su vida.
– Lo he descubierto hoy – respondió Edward con
tono infantil, quejándose del dolor y frotándose el rostro mientras pensaba que
nunca entendería cómo una mujer podía tener tanta fuerza a la hora de repartir
guantazos.
- ¿Cómo hoy? – preguntó Rosamund extrañada e interrumpiendo de raíz la
segunda tanda de bofetadas que iba a propinarle a su hermano pequeño.
- Fui a visitar a papá por una de mis crisis y me quedé dormido en el
cementerio. Cuando desperté, allí estaba
ella que creía ser la viuda de nuestro difunto padre toda vestida de negro –
inició por segunda vez su explicación. O mejor dicho, explicó, pues aún no
había tenido su oportunidad. - Se lo aclaré, no sin bastantes dificultades y…
acabé descubriendo mi nueva situación sentimental – concluyó. – No está mal
¿eh? – preguntó. – Pero bueno ¿es que no vais a brindar por mi dicha conyugal? –
volvió a preguntar, esta vez indignado ante la falta de apoyo que estaban
mostrando sus hermanos en este tema.
- ¿Y si es una estafadora que quiere aprovechase de la familia? –
preguntó Anthony.
- En cualquier caso se intentaría aprovechar de mí, pater familias –
respondió Edward de forma irónica y suspicaz ante el tono de posesividad que
Anthony había empleado.
- Christina Thousand Eyes no ha dejado de publicar de tus recientes
ganas de contraer nupcias y no es a primera que lo ha intentado – le recordó Anthony;
realmente preocupado por su hermano y por la falta de preocupación o interés
que mostraba en el tema.
– Creeme Thon esta vez es cierto
– aseguró Junior.
-
Solo hay una manera de saberlo a concha abierta
y que nos recostemos separados – anunció Zhetta.
-
¿No os basta mi palabra? – protestó Edward. -
Ya lo he comprobado por mí mismo – enfatizó.
-
Iremos a ver a un abogado – sentenció Grey.
-
Podemos ir a ver a William Crawford, es amigo,
seguro que nos atenderá al momento y lo mejor, es gratis – completó Rosamund.
-
Decidido
– dijo Anthony.
-
En
marcha todo el mundo – ordenó Joseph, aunque no sonó como una orden sino más
bien como una sugerencia.
-
¿No me oís? – preguntó Edward, ignorado e
inútil por el resto de su familia. - Que es válido – repitió. - ¡Válido! –
exclamó, protestando.
Pero ya nada iba a
detener a la tropa; que en bloque se había dirigido hacia la puerta de salida;
primero del salón y a continuación, continuarían la ruta hasta la salida de la
casa.
¿Nada?
¿Seguros?
Error.
Sí que hubo algo que
los detuvo.
O mejor dicho,
alguien.
El único miembro de
la familia Harper que no se había puesto en marcha como el resto. Un miembro
que no era otro que Henry Harper; quien, cuando por fin pudo hacerse con el
dichoso certificado matrimonial de la discordia; acción para la cual hubo de
arrebatar ese trozo de papel hasta a cuatro pares de manos diferentes,
consiguió que todos se detuvieran utilizando las siguientes palabras:
-
¡Quietos ahí parados! – gritó. Y aprovechó el
momento de confusión general para conseguir que por fin Anthony soltara del
todo el susodicho certificado; ya que lo había soltado de una pero continuaba
agarrado a la otra.
Todos le miraban y
las emociones reflejadas en sus caras se entremezclaban; aunque destacaban la
confusión, la furia, el desconcierto y el enfado.
– Yo también soy abogado ¿recordáis? –
preguntó para aplacar los ánimos. - Aunque ejerza la medicina – enfatizó para
que recordaran su segunda carrera. - ¡Bah! ¡Da igual! – exclamó, cansado
moviendo las manos en gesto de desgana y pasotismo y sacando la lengua – Hay un
método infalible para comprobar la autenticidad de un documento según lo que
nos enseñaron en la universidad – añadió e informó a los allí presentes.
A continuación, comenzó
a palpar con las yemas de sus dedos índice y ugar los extremos del documento.
Pasados un par de minutos, y al parecer, habiendo encontrado lo que estaba
buscando, se llevó el documento a los labios y mojó justo la zona que sus dedos
habían señalado; para incomprensión de muchos y estupor y la más absoluta de
las indignaciones de Edward, quien no tardó en protestar.
-
Pero
¿qué haces imbécil? – le preguntó a gritos mientras intentaba quitarle el papel
a golpes. El problema es que había parecido olvidar que su hermano, además de
médico y abogado también había sido boxeador y por tanto, ni sus golpes le
hacían daño y era bastante predecibles, por lo que los evitaba con mucha
facilidad. - ¿Eso es lo que os enseñaron
en la universidad de leyes europea? – se burló. – Para chupar un documento no
hace falta ser letrado, yo mismo podría haberlo hecho – propuso. – O mejor,
podemos dárselo a cualquiera de los pequeños seres que están ahí enfrente
compartiendo juegos – dijo, señalando justo frente a él – Son unos expertos en
llevarse cosas a la boca – concluyó.
-
¡Dios! –
protestó con asco Henry. – Si que te ha sentado mal a ti el matrimonio –
añadió, sorprendido con los ojos muy abiertos. – Ahora, si te da venia de
esperar, comprobarás por qué he hecho lo que he hecho, impaciente – terminó,
mientras le revolvía el pelo. Aunque en este caso, podría decirse más bien que
le peinaba ya que su cabello no era el mejor peinado o cuidado cuando llegó a
su casa momentos antes esa mañana.
-
¿Qué
tengo que esperar? – refunfuñó él e incluso podía decirse que estuvo algo borde
en su contestación.
Como si el documento
fuera inteligente, tuviera vida propia y hubiera escuchado sus protestas, en
ese momento, decidió mostrar aquello que había estado ocultando durante todo
este tiempo y que no era otra cosa que la marca de agua y de oficialidad que el
padre Matchmaker (al gual que el resto de eclesiásticos y/o trabajadores
oficiales para el Imperio Británico) imprimía en todos sus documentos y que
solo era distinguible cuando la mojabas con saliva y exponías el documento al
trasluz; por mínima que esta fuese.
– Pues sí, es oficial y válido sin ningún
género de dudas – afirmó Henry mientras ponía gesto serio y asentía con la
cabeza ligeramente. - Aquí está la marca de agua del padre Matchmaker que lo
acredita – añadió y explicó señalándola, aunque hubo muchos que no la vieron y
aún así le creyeron.
-
¿Y bien?
– preguntó Rosamund mientras miraba a s alrededor y después se dirigía a la
ventana para mirar por ella.
-
¿Qué
haces? – preguntó Zhetta.
-
¿Por qué
no has traído a mi nueva cuñada contigo? – preguntó Rosamund ignorando a la
primera de sus cuñadas. - Yo quiero conocerla – añadió, expresando en voz alta
la voluntad popular.
-
Salió huyendo despavorida de mí cuando se
enteró de la noticia – replicó Júnior fingiendo estar apesadumbrado.
-
¿Qué? –
preguntó Joseph. - ¿Y tú permitiste que se fuera sin hacer nada? –añadió,
reprobando el comportamiento pasivo de su hermano pequeño.
-
¡No
hables así de la mujer! – le regañó Sarah. – Y menos cuando no está para
defenderse y explicarnos el por qué de su comportamiento – añadió.
-
Mucho
menos cuando todos vamos a brindar con té a sus salud – añadió Callíope que
pensaba igual que su cuñada.
Todos tomaron una
copa de té que Anthony había ido preparando de manera silenciosa mientras toda
esta conversación se desarrollaba. Obviamente iba a ser un brindis atípico por qué no decirlo, algo pobre, pero de
ninguna de las maneras iba a consentir que ellos bebiesen alcohol y su hermano
pequeño, que estaba intentando superar sus problemas de alcoholismo bebiese
solo té.
De ninguna manera.
Además, no era tan
tonto ni tan descorazonado como para tentarle de esa manera. Así que, de eso
nada, brindarían todos con té.
Aunque no fuese ni
con mucho su bebida favorita del mundo.
Zhetta carraspeó y
se dispuso a hacer el brndis, ya que era lo último que estaban practicando en
sus clases de protocolo.
-
Por
Junior, que nos ha suplantado a todos con la noticia de su manicomio y por
supuesto, por mi nueva coñete…- titubeó, buscando en el documento el nombre de
la chica hasta que por fin dio con él: - Jezabel, que no sabe la que se le
viene encima – concluyó, alzando su copa y bebiendo, pensando que todos la
imitarían.
Sin embargo, para su
sorpresa, nadie lo hizo.
Todos habían quedado
demasiado impactados, sorprendidos
horrorizados por el supuesto nombre de la que iba a ser su cuñada. Un
nombre, creyeron odos, que era demasiado horrible, como para que fuera cierto.
Y de hecho, también fueron muchos los que creyeron que se trataba de otra de
las habituales equivocaciones de ésta con el diccionario y las relecturas e
invenciones que solía hacer de las palabras que no era capaz de pronunciar de
inicio y de una sola vez.
Fue este el motivo
(y ante la pasividad de actuación y reacción del propio Junior) que espoleó,
motivó y llevó al resto de los allí presentes a ponerse en marcha y reaccionar
para ser el primero en corregir el error y deshacer el desaguisado.
Casi hubo tortas (literalmente)
por realizar esta acción y finalmente, la lucha en última ronda entre los dos
finalistas se resolvió de manera favorable y triunfal para Sarah Parker; quien
refunfuñó entre dientes: - Trae acá que lo voy a leer bien – Frase que todos
escucharon y que se granjeó miradas de odio (especialmente de Zhetta) dedicadas
para ella. Avergonzaba y arrepentida (aunque no demasiado puesto que era un
hecho y no solo una opinión que Zhetta no era la mejor persona en lo que a
capacidades y habilidades de lectoescritura se refería) Sarah comenzó a leer entre dientes el
contenido del documento y…
-
Los contrayentes
Edwadr Harper y Jezabel María O’ Donovan - ¿Jezabel? – preguntó. - ¡Por el amor
de Dios! – exclamó horrorizada. Tan Horrorizada que incluso arrojó la licencia
matrimonial al suelo como si le quemara.
-
¿Y ahora
qué le pasa a Sarah? – preguntó Grey sin entender su modo de actuar. Era obvio
que nadie pudo responderle dado que ninguno sabía muy bien a qué se debía este
modo de actuar.
-
Jezabel
– informó Sarah. Todos asintieron. – Jezabel – volvió a decir y el resto de
personas reaccionaron igual. - ¡Pero Bueno! – exclamó enfadada. - ¿Es que
ninguno de vosotros sabe quién es Jezabel? – preguntó bufando.
-
Mi
cuñada – respondió Joseph sin intencionalidad de parecer gracioso o irónico,
claro que, Sarah no pensó lo mismo.
-
¿Y la ptra
Jezabel? – masculló entre dientes.
-
¿Hay
más? – preguntó nuevamente Joseph; sorprendido en grado sumo. – Mira que es
raro y poco habitual con el nombre tan extraño que tiene… - añadió.
-
¿Alguno
de vosotros fue a la escuela parroquial? – preguntó con los brazos en jarras.
Todos los allí
presentes, dado que eran nobles y no importaba si realmente eran creyentes o
no, dado que era una obligación familiar habían asistido a clases en la escuela
parroquial, por lo que no les quedó más remedio que alzar las manos. Acción
conjunta que llamó poderosamente la atención de los niños pequeños allí
presentes; a quienes les pareció divertidísimo y no tardaron en unirse e imitar
a sus padres.
Cuando vio la legión
de manos alzadas, Sarah volvió a bufar y gruñir. Esta vez porque o bien,
continuaban riéndose de ella o bien no habían entendido el mensaje implícito de
su pregunta.
-
Reformularé
la pregunta – inició.
E iba a continuar,
pero justo en ese momento, Zhetta le preguntó a Callíope en un tono de voz más
alto del que le hubiera gustado y por tanto, interrumpiéndola:
-
¿Qué
simplifica reporticar? –
Callíope no
respondió, no porque no hubiera entendido la pregunta de Zhetta (que si lo
había hecho), sino por las miradas amenazantes que ésta le estaba dedicando y
porque antes de que nadie volviera a interrumpirla mientras hablaba; añadió:
-
¿Alguno
de los aquí presentes prestó atención a lo que se les explicó en alguna de esas
clases? –
Como había sucedido
escasos momentos antes, uno a uno y poco a poco, todos los miembros fueron
bajando las manos que antes habían alzado porque, en efecto, apenas recordaban
gran cosa de sus clases en la escuela parroquial y segundo, porque Sarah y su
silenciosa aunque amenazante y atemorizante mirada les estaba obligando a
hacerlo. Consiguió este propósito con todos, salvo con la única excepción de su
sobrina; la pequeña Penélope quien continuó con la mano alzada pese a esa
mirada y le dedicó una enorme sonrisa.
Sonrisa que le
relajó de inmediato y desfrunció su hasta el momento muy marcado y arrugado
ceño.
-
Para que
lo sepáis todos, Jezabel fue un personaje bíblico del Antiguo Testamento, una
reina de Israel del norte que llevó a esta zona a la idolatría e inmoralidad
durante los reinados de su maridos y sus dos hijos y que acabó siendo asesinada
por sus eunucos; quienes la arrojaron por la ventana y dejaron que su cadáver
fuese comido por los perros y del cual solo quedaron cráneo, manos y pies. –
terminó. – Su nombre significa casta; no entera y ya me entendéis – advirtió que
no iba a dar más explicaciones de las pertinentes en ese tema.
-
Pues yo
creo que en este caso, el significado de su nombre no se cumple ¿verdad
hermanito? – le preguntó Joseph, con guasa.
-
Creo que
eso deberías peguntárselo a ella… - gruño Rosamund.
-
No hace
falta preguntarlo, si deja que la explore os lo puedo comunicar yo – afirmó Henry.
-
Tráela –
ordenó Anthony.
-
¿Para
que la exploréis o manoseéis como si de un animal se tratase? – preguntó Edward
horrorizado. - ¡En la vida! – exclamó.
-
No tonto
– respondió Anthony. – No voy a consentir que nadie le haga nada de lo que ha
sugerido – advirtió y amenazó. – Debes traerla porque tenemos que conocerla y
sobre todo, porque es una Harper ahora – añadió. – En realidad lleva siendo una
Harper desde hace mucho tiempo pero no lo sabíamos – puntualizó. – Sin embargo,
ahora que la hemos encontrado y hemos descubierto que está casada contigo no
puede andar por ahí sola viviendo y manteniéndose haciendo Dios sabe qué, no lo
voy a consentir como marqués de Harper y
representante familiar que soy, así que ya sabes lo que tienes que hacer –
explicó.
Anthony no lo sabía
pero en ocasiones como esa, cuando sacaba a relucir todo su carácter, a Junior
le recordaba total y absolutamente a su padre ya fallecido. Sobre todo cuando
mencionaba el orgullo y honor familiar de los Harper que debía ser mantenido.
Quizás estuviera un
poco obsesionado con este asunto porque incluso, le propuso a la señora Biggle
una vez fallecido su padre que también fuera a vivir con sus ellos a Londres.
Obviamente, la señora Biggle, que había decidido conservar su apellido tras la
boda, declinó el ofrecimiento y continuó viviendo en Clun; aunque les visitaba
muy asiduamente.
Estaba bastante
claro que no iba a ser tan permisivo con Jezabel; su nueva y desconocida
cuñada.
Por eso, y aunque no
había pensado de antemano ponerse a buscar en serio a su esposa, de repente,
Junior se vio diciéndole a su hermano con un tono de fimeza en su voz
inesperado para todos, pero sobre todo y especialmente para él:
-
No te
preocupes Thon, la traeré a casa con nosotros como le corresponde -
BUENO BUENO BUENO AHORA SI QUE SI TE DIGO QUE ERES UNA BRUJA MALISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISISIMA MALA MALOTA MALEFICA MALVADA MALEVOLAMENTE PERVERSA QUE SIEMPRE ME DEJAS IGUAL, ES DECIR, (Y PORQUE NO SE PUEDEN AGRANDAR LAS MAYUSCULAS) A MEDIAS E INSATISFECHA Y CON GANAS DE MAL PEQUEÑA BRUJA MALVADA QUE TU PERVERSIDAD NO CONOCE LIMITES XD
ResponderEliminarY DESPUES DE ESTA SARTA DE "HALAGOS" Y DESDE EL CARIÑO EEE OJO HACIA TU PERSONA PROCEDO AL COMENTARIO DEL CAPI:
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA ESPERA QUE JAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJA OSTRAS QUE ME MEO JAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA QUE ME PARTO JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA NO PUEDO PARAR JAJAJAJAJAJAJAJAJA QUE ME DESORINO TOA ENTERA JAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA NUNCA ME HABIA REIDO TANTO CON UN CAPI DE LOS TUYOS JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA QUE SE ME SALTAN LAS LAGRIMAS JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ QUE ME TRONCHO JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
- EN FIN DESPUES DE ESTE SIDERAL ATAQUE DE RISA QUE JAJAJAJAJAAJAJA AUN ME DURA JAJAJAJA DEBO DECIR QUE (Y PORQUE LAS MAYUSCULAS NO SON MAS GRANDES) VIVA ZHETTA Y SUS GRANDES PALABROS DIOS DE VERDAD A ESTA MUJER LE VOY A HACER UN MONUMENTO DE LOS GRANDES SE HA GANADO TODA MI ADMIRACION PARA LOS RESTOS DE LOS RESTOS AMEN YO NO SE CON QUE ME HE REIDO MAS SI CON LO DEL PETIRROJO LO DEL MANICOMO REFIRIENDOSE AL MATRIMONIO O LO DEL COÑETE QUE ESO ME HA MATADO Y NO ME HE PODIDO REIR MAS PORQUE NO DIOS MIO ESTA MUJER ME MATA DE LA RISA ES GENIAL VIVA ZHETTA HOMBRE ELLA Y SUS PALABROS
-BUENO MOMENTAZO ESTELAR DE CHRISTINA/TETAS/ROSAMUND Y LOS BOFETONES QUE LE HA PLANTADO AL HERMANO CUANDO SE HA ENTERADO DE LA NOTICIA ES QUE HA SIDO UNA ESCENA QUE HE VISUALIZADO Y HE VISTO A TETAS ROSAMUND CON UN PEINADO SESENTERO TIPO MAD MEN DANDOLE LOS DOS GUANTAZOS BIEN DADOS Y AL JOSEPH POR LO BAJINI DICIENDOLE A LA CHURRI SUYA QUE SU SISTER LE HA DECEPCIONADO PERO QUE LUEGO HA VUELTO A SER ELLA JAJAJAJA ME MEO CON LA ESCENA Y CON LA DE QUE NO QUIERO MANCHAR LA ALFOMBRA JAJAJAJA AUN ME DURA LA RISA JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
-Y BUENO MOMENTAZO SARAH MARIMANDONA EXPLICANDO QUIEN ERA JEZABEL OSTRAS ES QUE LA HE VISTO EXPLICANDOLO Y AGITANDO EL DEDO MIENTRAS LO HACIA JAJAJAJA JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
-Y MOMENTAZO EL DE JUNIOR HAS BEBIDO Y CHICOS ME HE CASADO SIN COMENTARIOS JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ ESTO LO ACLARA CREO JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
Y BUENO QUIERO SABER QUE PASA CUANDO CONOCEN AL COÑETE O CHURRI DE JUNIOR EN EL PROXIMO CAPI QUE MALOTA MALVADA MALEFICA MALEVOLA MALISIMA MALA ME HAS DEJADO CON LA MIEL EN LOS LABIOS Y UN TREMENDO ATAQUE DE RISA
CREO QUE LO HE DICHO TODO JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA PEAZO DE CAPI TE HAS MARCADO SI SEÑOR JAJAJAJAJAJAJAJAJA JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
HE DICHO
Tendrás que esperar un poco para que Junior se atreva a llevarla a casa con el resto de los Harper... Primero tiene que tener otra conversación con Andrew =)
ResponderEliminary a se me olvidaba que esta mañana desayunando me he acordado xD AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAIIIIIIISSSSSSSSS QUE ME LO COMO MAAADRE QUE BUUUEENO QUE ESTA MI WILLY WILLY ES QUE MADRE MIA LO MENCIONAN Y EL CAPI MEJORA CON SUS APARICIONES ESTELARES AAAAAAAAAAAAIIISS COMO ESTA EL SR MAADRE OJIPLATISMO Y OJOS CON FORMA DE CORAZON QUE SE ME PONEN Y BABAS BABAS BABAS JAJAJAJ
ResponderEliminarAHORA SI HE DICHO
Me quedo con lo de... "coñete!!" XDXD di que siiii, zhetta!!!! tu coñeteeee ahí!!! XD
ResponderEliminar