lunes, 8 de abril de 2013

Capítulo XII Amor a golpes


CAPÍTULO XII
El novio de Eden

Sarah Parker retiraba lo dicho en ocasiones anteriores.
Desde que regresó (salió huyendo despavorida) de casa de los Crawford su vida era todo menos normal.
Y todo eso se había producido por culpa de una persona.
Un hombre.
Un hombre con nombre, apellidos, mote y nombre artístico y que había suplantado y arrebatado el primer puesto a su hermana en la lista de personas que se la tienen jurada de por vida a Sarah Parker y que están deseando tener un encuentro a solas con ella para hacérselo saber con hechos y gestos pero no con palabras.
Henry Harper, Doble H y Skin HH Skull.
Esos eran todos los nombres por los cuales podía ser conocido y ante los que reaccionaba el hombre que se había convertido en el dueño, amo y regidor de su vida. Una vida que estaba definida por un único sentimiento: el del miedo.
Miedo a que en cualquier momento diese con su dirección y descubriese cuál era el lugar donde vivía; su único bastión protector hasta lo de ahora. En el mismo momento en que su último reducto cayera ya no tendría dónde ir.
Quizá estaba siendo un poco (bastante) exagerada pero… no conocía bien a Doble H y por tanto, no sabía el grado de enfado que podía alcanzar y cómo se comportaba en esas situaciones. La única referencia que tenía eran sus combates de boxeo y si fuera de ese ámbito también alcanzaba tales cotas de furia… no quería ser ella quien estuviera delante o la causante de las mismas para verlo.
No obstante y según su opinión su comportamiento estaba perfectamente justificado: Doble H era un noble. Por tanto, una persona con numerosos recursos económicos y que gracias a los mismos, podría contratar o pagar de forma puntual a cualquiera para que la observase con atención y la siguiese hasta su casa.
Si tiempo atrás, creyó ser una espía al creer que todo el mundo observaba en las acciones que estaba realizando…ahora se reía de dicho pensamiento paranoico y sin ninguna base sólida que lo apoyase. En realidad era en estos momentos cuando sentía que todas las miradas se osaban sobre ella cuando entraba en un recinto o cuando salía a caminar por la calle; causando que Sarah ralentizase el ritmo y la velocidad con la que solía caminar normalmente y que en consecuencia se retrasase y llegase tarde a todos sitios y citas; cosa no muy común en ella.
Por otra parte era inteligente y había sido discreta durante los veintisiete años que duraba ya su vida. En otras palabras, sabía cómo pasar desapercibida entre una multitud.
Especialmente bien según pudo comprobar cuando su nivel de miedo alcanzó las cotas más altas y, por obligaciones de trabajo tuvo que asistir a un nuevo combate de Doble H donde Albert no fue el presentador.
¿Cómo hizo para que Doble H no la ubicase entre la multitud?
Fue fácil.
Pese a que entraron juntos Marc y ella, por sugerencia de Sarah se dividieron y se colocaron uno a cada lado de la arena, aunque justo enfrente. Y como era Sarah quien siempre se había colocado en la sección para las prostitutas fue a ella a quien le “perjudicó” la mala suerte y hubo de cambiar su ubicación. Además, tampoco se colocó en primera fila y por si en algún casual alguien la recordaba y la asociaba con la imagen de mujer fatal que había llevado en sus visitas anteriores, decidió modificarla en parte llevando un corsé más discreto y menos insinuante y, sobre la marcha ya en The Eye le agregó un sombrero (que tomó prestado a un hombre borracho en exceso)
El resultado final fue extremadamente beneficioso para sus intereses porque, efectivamente gracias a esas “ligeras” modificaciones pasó completamente desapercibida y pudo regresar a su casa sin ser descubierta.
Superado este primer gran nivel, su alarmismo descendió un poco y pudo relajarse un poco.
Muy poco en realidad ya que, uno de sus rasgos comunes era una inseguridad desmesurada consigo misma para alguien que no tenía grandes esperanzas e ilusiones en la vida y también, otro de sus rasgos comunes era que se preocupaba en exceso por cualquier tema que le atañese, de manera directa o indirecta.
De hecho, según su criterio y una lista que ella mismo se había confeccionado, debería estar entre las cinco personas de Londres que más vueltas le daba a la hora de tomar una decisión y considerar todos los puntos de vista posibles de una situación antes de darla por finiquitada y olvidarla después del regente,  los cabezas políticas tanto de conservadores como liberales y el presidente del tribunal de justicia porque era el encargado de firmar las sentencias que enviaban a las personas a la Torre o sus condenas de muerte.
La ventaja de conocerse tanto a sí misma es que ella sola podía ayudarse a salir de la espiral: ¿Cómo?
Distrayéndose.
Y sobre todo distrayéndose y ejerciendo actividades fuera de su casa para que en el posible caso en que descubriese su domicilio las posibilidades de que ella se encontrara en él fueran mínimas.
Quiso la fortuna que esa posibilidad y solución se la brindase Christian cuando le propuso… En realidad no le prestó mucha atención al tema que era cuando se lo planteó porque había sido al día siguiente de su encuentro con Doble H sabiendo ya que era hermano de quien era, pero aún así lo aceptó sin pensárselo.
Ahora pagaba las consecuencias de ello.
Mejor dicho, las secuelas físicas de su cuerpo hacían patente y demostraban lo estúpida que se volvía cuando actuaba impulsivamente.
¿En qué consistía exactamente su método de distracción?
Además de cronista deportiva para The Chronichle, Sarah se había convertido de manera voluntaria en encargada del correo entre Christian y su editor ante la baja por enfermedad de éste.
Sarah desconocía la existencia de esta persona dentro del engranaje del periódico y del equipo Christina; que había pasado a ser un cuadrado y no un triángulo porque la creyó innecesaria. De hecho, creía que lo más parecido a la función de un cartero dentro del periódico era la entrega que ella realizaba de los distintos artículos.
Se equivocaba.
Al menos en parte.
Ella era el cartero del correo “oficial” por así denominarlo. Pero también había un encargado del correo “personal”; mucho más ocupado que ella al parecer y constatado por el increíble número de viajes que realizaba en carruaje de casa de Christian a la capilla de Santa María en Tower Hamlets. ¿Qué tenían que contarse a diario que implicaba al menos cinco viajes de ida y otros cinco de vuelta? ¿No era más rentable que lo hablaran en una conversación cara a cara? Al parecer no.
Hubiera sido mucho más cómodo, rápido y barato que le rentaran un caballo para moverse con más premura por la ciudad, aprovechando que inexplicablemente para ser primeros de noviembre, no había nieve en las calles.
No habría sido una mala idea sino fuera porque estaba prohibido que las personas se moviesen sus anchas por Londres sin permiso y sobre todo hubiera funcionado si Sarah supiera montar a caballo. Pero no lo hacía y por tanto, no quedaba más remedio que el carruaje como medio de transporte o el pequeño y más novedoso método de tortura desplazable para Sarah Parker.
Como consecuencia de su nuevo empleo (el cual acababa a altas horas de la madrugada, según suponía ella porque en la última carta aparecían las indicaciones e últimas anotaciones e impresiones para la publicación) estaba agotada tanto física como mentalmente.
Pero no podía quejarse: ella sola se había metido en este embrollo y ella sola tenía que buscarle una solución. Preferiblemente que conllevase un despido próximo.
Por otra parte y pese a que apenas se tenía en pie, la aceptación del empleo conllevaba también otras ventajas tales como:
-          Se había olvidado por completo de Doble H y de la posibilidad de que estuviera buscándola por Londres. Estaba demasiado cansada como para detenerse en temas tan complejos.
-          Había conocido por fin al editor del periódico.
Quizás conocer no era el verbo más adecuado para esta situación. En realidad y a falta de otro más atinado, hablar sería el escogido final dado que hablaron mucho cara a cara. O casi.
Lo único que les separaba era una cortina con agujeros (y forro eso sí). Pero dispuesta de tal manera dentro de la capilla que la luz no iluminaba directamente la zona donde estaba su cara.
Rostro que era la única parte del cuerpo que le quedaba por ver ya que gracias a estos viajes había comprobado que el editor no era otra persona que el sacerdote del que había sospechado anteriormente.
Sarah no entendía por qué se escondía y mantenía oculta su otra profesión, pues en su opinión ésta no tenía nada de malo. Es más, prestaba un buen servicio a la comunidad informándole de todo lo que ocurría; pilar básico para la comunidad cristiana.
Claro que, por otra parte, su nivel de conocimiento teológico no era tan profundo como el de un sacerdote y probablemente su interpretación de este hecho estuviera equivocada. De ahí que el hombre permaneciese en las sombras.
-          Y por último, la tercera ventaja de su novedoso empleo; sin duda su favorita y a la vez, la más decepcionante era que por fin había conseguido avanzar en el terreno afectivo amoroso de su relación con Christian: la había besado.
En la mejilla sí, pero finalmente se había decidido a hacerlo. E incluso había ido más lejos: después de su beso le había dado suaves palmaditas encima de la cabeza.
“Al menos era un avance” pensó como consuelo Sarah y muy poco optimismo, en contra de su habitual naturaleza.
Bien es cierto que, como su primer “beso” lo recordaría para siempre y que este sin duda le evocaría recuerdos.
El problema era que, con esas palmaditas finales los recuerdos no iban a ser agradables. De hecho, con ese gesto inmediatamente rememoró sus días en el centro para expósitos.
¿Por qué?
Porque en esa época era conocida por el resto de niños como “Cachorrito” debido al color marrón de su pelo y a las ondulaciones que éste creaba a su antojo. Un cabello al parecer muy similar al de los perros; en concreto ella no sabía muy bien con qué raza de perro le encontraban similitudes pero gracias a tan “agradable” comentario Sarah fue cachorrito hasta que alcanzó la pubertad y se convirtió en una mujer a ojos de todos los que se burlaban de ella.
Y hoy, tras casi diez años “Cachorrito” había vuelto a salir a la luz, confundiéndola y menospreciándola.
¿Es que acaso la veía como a una mascota?
¿Tan difícil era pedir que le levantara, la tomara por la cintura y la besara con pasión como si no hubiese un mañana y enroscase su lengua con la suya, dejándola anhelante y con ganas de más; justo como había hecho Doble H?
Inmediatamente, Sarah eliminó la última frase de su pensamiento y se concentró en la primera parte del mismo. Doble H fue su primer beso y nada más.
Ni siquiera merecía la pena el intentar concentrar energías en recordarlo porque cuando Christian la besase ni se iba a detener en realizar comparaciones entre ambos.
“¡Qué cansada estoy!” exclamó dando un resoplido.
Acto seguido y presa de la confusión Sarah maldijo mentalmente porque no recordaba en qué momento  concreto de la noche había llegado a su apartamento de la calle Orange y había comenzado a soñar. Pero sobre todo, lo que no entendía era por qué materializaba sus sueños deseos e intenciones románticas en otra persona.
¿No era su sueño? ¿Por qué entonces era Eden quien lo estaba protagonizando y se lo estaba pasando de maravilla besando de manera tan apasionada (tan apasionada que de hecho estaba convencida de que acabaría con acostarse con el hombre; parte del sueño que no quería visualizar) a un hombre cuyo rostro permanecía oculto?
¿Es que acaso su extenuada mente había confundido y mezclado situaciones que había vivido a lo largo del día para acabar emparejando a Eden con el editor del periódico?
En tal caso, Sarah se quedó en silencio allí mirándolos llena de envidia mientras que ellos continuaban a lo suyo, ignorantes de su presencia allí. Claro que por otra parte ¿cómo iban a saber que estaba allí si era su sueño y ella “participaba” como observadora omnisciente?
“¿Por qué?” se preguntó. “¿Por qué no puedo vivir yo eso?” añadió, elevando los brazos al cielo.
Justo en ese momento, Sarah fue consciente de que lo que estaba viendo no era un sueño sino que era una situación real.
Excesivamente real de los preliminares de un coito inminente.
¿Cómo lo supo?
Porque el desconocido se despojó de su chaqueta de manera precipitada y ansiosa y ésta fue a parar gracias a su increíble buena suerte justo a la cara de Sarah golpeándole los botones de la misma justo a lo largo de su mejilla.
Si por algo se caracterizaba Sarah a la hora de dormir era por la increíble ligereza de su descanso. El más mínimo ruido la despertaba.
Por tanto, era lógico que si el más mínimo ruido la despertaba, el impacto de cualquier objeto sobre ella tendría que despertarla. Incluso ponerla de mal humor.
Sarah refunfuñó y se puso de mal humor, en efecto pero…. Ni rastro de una apertura de ojos y de recobrar la consciencia perdida o de una nueva reubicación en la realidad porque básicamente, nunca la había abandonado.
Esto no era un sueño en el que estaba siendo testigo del despelote de su mejor amiga con un hombre en el recibidor común que ambas compartían; era el despelote de su mejor amiga con un hombre en el recibidor común que ambas compartían.
Sarah gritó mentalmente debido a la repulsión que le provocó esta revelación. No obstante, no lo hizo en la vida real ya que era conocedora (precisamente por Eden) de la más que probable reacción violenta de los hombres cuando se les interrumpía en ciertos asuntos tan trascendentales para ellos como este. Por eso, en su lugar carraspeó numerosas veces; incrementando la intensidad de cada uno de ellos.
En vano.
 Ya que los gemidos, suspiros y demás sonidos varios que salían de sus bocas; así como las palabras donde se describía de forma excesivamente gráfica qué es lo que iban a hacer a continuación; escandalizando la puritana e inexperta mente de Sarah en este terreno.
No obstante, la solución para poner punto y final a esto estaba justo delante de sus narices y era tan simple como abrir la puerta de su apartamento, entrar en él, tumbarse en la cama, cerrar los ojos y dormirse; concentrándose en no recordar lo que había estado viendo de manera completamente involuntaria para que no lo repitiera en sueños.
Y eso fue precisamente.
Pero mientras abría la puerta, fue incapaz de permanecer por más tiempo (al fin y al cabo era la Sarah de noche la que la controlaba) callada y les dijo:
-          ¡Por el amor de Dios! – exclamó, harta. – Tenéis un apartamento vacío a pocos pasos ¿tanto os cuesta hacerlo ahí dentro? – les preguntó enfadada.
Al parecer estas palabras sí que tuvieron el efecto buscado con los carraspeos; pues la pareja dio un respingo simultáneo y se separaron, sorprendidos de haber sido descubiertos mientras intentaban recomponerse y cubrirse.
-          ¡Ah! – suspiró, exhalando el aire con un suspiro muy fuerte. - ¡Eres tú! – añadió. - ¡Me habías asustado! – exclamó, reprochándoselo pues ambas sabían que tenían terminantemente prohibido subir e invitar a hombres a sus apartamentos porque era motivo de expulsión inminente del bloque de apartamentos.
Sarah iba a replicarle con acritud qué era lo que ella y su acompañante le habían provocado pero…
-          ¿Samantha? – preguntó una voz que le resultaba sorprendentemente familiar.
Con el cerebro en pleno proceso de apagado total, Sarah miró hacia atrás en busca de la mujer que respondía al nombre de Samantha y que; como ella, había asistido como espectadora no deseada a dicho espectáculo.
-          ¡Samantha! – repitió la voz masculina abrazándola con fuerza; aprovechando el momento en que se giró para hacerlo; reteniéndola mucho más tiempo del que la buena educación aconsejaba y rozándole el trasero mientras estaba entre sus brazos.
“¿Yo soy Samantha?” se preguntó sorprendida.
-          Lo siento – dijo interrumpiendo el abrazo de manera brusca. – Pero creo que te has… ¿Albert? – preguntó sorprendida y con la ceja enarcada. - ¡Mierda! – maldijo entre dientes.
-          ¿Os conocéis? – preguntó Eden tomando un farol con las manos y mirando cada vez más sorprendida a uno y otro.
-          Si – afirmó Albert como si fuera lo más normal del mundo.
-          No – mintió Sarah, aunque sabía de sobra que la habían cazado y que por tanto, estaba perdiendo el tiempo intentando engañarlos a ambos.
-          ¿Os conocéis o no? – volvió a preguntar concediendo el beneficio de la duda a su amiga.
-          ¡Claro! – aseveró Albert atrayendo a Sarah hacie él con un brazo, antes de besarle en la coronilla y atraerla hacia sí. – Es Samantha – añadió.
“Hoy definitivamente es el día en que soy comparada con un cachorrito” bufó y gruñó Sarah.
-          Pero cariño… - dijo Eden. – Ella no es Samantha sino Sarah – explicó. – Mi mejor amiga, Sarah Parker – agregó.
Albert la giró en du sirección y ordenó a Eden con gestos de las manos a que se acercara y les iluminara. Solo entonces ensancho una sonrisa y respondió.
-          No cariño, aquí la que está equivocada eras tú ella es Samantha, no hay duda – explicó.
-          Sarah – respondió Eden.
-          Samantha – volvió a decir Albert.
-          Sarah –
-          Samantha –
-          Un inciso – dijo Sarah levantando el dedo índice; provocando que los dos dejaran de discutir y mirasen en su dirección. – Dejando al lado mi nombre… ¿cariño? ¿es que sois pareja? – preguntó boquiabierta.
En realidad Sarah no debería haberse sorprendido o escandalizado al escuchar las palabras cariño saliendo de la boca de ambos, ya que después de lo que acababa de ver era bastante lógico y razonable que compartieran algún tipo (bastante) de intimidad. Sobre todo porque Eden; en contra de lo que pudiera parecer para ser la hija de un sacerdote no era virgen. De hecho, ese fue el motivo por el cual se vio obligada a huir de su casa de Notthingham; el “descubrimiento” de dicha situación por parte de su padre, el párroco de la comunidad.
Además, habían establecido un pacto nada más mudarse en el se contemplaba la situación de traer hombres a escondidas a casa solo cuando se tenía una relación íntima y duradera con dicho señor.
Por todo ello, el haberlos pillado “in fraganti” no había sido lo que la había desconcertado o sorprendido. Lo que realmente la molestaba era que había estado tan ocupada con sus tareas varias y encerrada en su mundo que no había tenido tiempo para mantener una conversación íntima de amigas y tan frecuentes antaño para que Eden se lo revelase. Probablemente, y al paso que hubieran seguido, si esto no llegaba a ocurrir se hubiera enterado de la noticia cuando se estuviera casando.
“Otra razón más para dejar de ser el cartero” estableció Sarah.
-          Sí, llevamos conociéndonos desde hace poco – explicó. – Al igual que tú, “Samantha” – añadió ella poniendo un especial énfasis en su nombre. - ¿De dónde os conocéis? – preguntó ella igual de sorprendida sino más que Sarah.
-          Eh… esto… pues… - titubeó Sarah mientras pensaba una buena explicación y excusa razonable cerca de dónde había conocido a Albert que no llevara a su amiga ni a su enorme y desarrollado en exceso sentido de la curiosidad a pensar más allá porque no quería contarle cuál era su trabajo para Christian; conocedora de que querría apuntarse y acompañarla. Además de que dudaba enormemente de que le gustara el comportamiento de su “novio” allí.
-          Samantha es la prima de Doble H – explicó Albert y Sarah le miró con la ceja enarcada; aunque no por ello menos agradecida de la escueta respuesta.
“¿Se ha inventado que soy su prima?” se preguntó enfadada. “¿Por qué? ¿Para qué?” quiso saber sintiendo una repentina urgencia de ir a verle y aclarar todo este asunto pendiente entre ambos.
-          Lo primero, no es Samantha sino Sarah – dijo Eden. - ¿Prima de Doble H? – preguntó, mirándola directamente. – Eso es absolutamente imposible  dijo, volviéndose hacia su novio.  – Ella es huérfana – explicó.
-          ¿Qué tiene que ver que sea huérfana para que tenga tíos o primos? – preguntó Albert. – Sarah, Samantha, Rita, como te quieran llamar o como demonios quiera que sea tu verdadero nombre tiene familia – dijo. – Un primo para ser exactos – incidió. – Un primo que se está volviendo loco para dar contigo por todo Londres – le reprochó.
-          ¿Es cierto eso, Sarah? – le preguntó Eden, muy confusa. - ¿Tienes familia? – añadió, decepcionada.
“¡Genial!” exclamó Sarah bendiciendo su buena suerte: no solo su refugio había quedado al descubierto gracias a la aparición de Albert sino que con la invención de Henry planteando su parentesco la había hecho quedar como una falsa ante una de sus mejores amigas. “¿Por qué mi vida tiene que ser tan complicada?” se preguntó. “¡Si yo solo quería dormir!” se quejó y volvió a maldecir su existencia.
-          Ehhh… sí – asintió, insegura de cómo podría acabar la situación.
-          ¿Y por qué no me lo has contado nunca? – exigió saber, enfadada. – Creía que éramos amigas… - dejó caer. - ¡Yo te conté lo que tú ya sabes…! – exclamó, haciendo referencia a su pasado en Notthingham.
-          ¡Calma mujer! – exclamó Albert. – Guarda tus pistolas y mantente caliente para otras situaciones… - dejó caer. – No es que Saramantha tenga familia, es que… ¡es un pececillo gordo! – exclamó, soltando una risita.
-          Me llamo Sarah o Samantha – explicó resignada ante lo que parecía ser ya de manera oficial su segundo nombre. – Pero desde luego no Saramantha – explicó con los ojos muy abiertos y horrorizada por la invención de un mote para ella apocopando sus nombres “reales”. - ¿Ah sí? – preguntó ella.
-          ¡No te quites méritos, chica! – exclamó él dándole un puñetazo en el hombro del que Sarah se resintió. - ¡Eres una noble como Doble H! – añadió.
-          ¿Noble? – preguntó Eden, alucinando por momentos y echándose aire con las manos por el exceso de información que estaba recibiendo. – Y entonces ¿qué demonios haces en un lugar como este? – quiso saber. - ¿Por qué no te vuelves con los tuyos a Mayfair? – añadió, con unos enormes prejuicios sociales hacia Sarah al descubrir su “supuesta” pertenencia a un grupo social tan distinto del suyo.
-          ¿Cómo va  a volver con los suyos después de lo que le han hecho? – le preguntó Alber pasado un instante en que nadie dijo nada, salvándola nuevamente de meter la pata.
-          ¿Qué…?- titubeó. - ¿Qué me han hecho exactamente? – preguntó, confusa.
-          ¡Mírala! – exclamó Albert mirando a Eden y señalando a Sarah con la mano, causando desconcierto en ambas mujeres. – La pobre Sarahmanta ha quedado tan afectada que ni siquiera lo recuerda – añadió. – No temas mi pequeña Sarahmanta – añadió con firmeza y abrazándola con fuerza contra él. – Yo te ahorraré este mal trago – le susurró mientras le daba palmaditas en la espalda.
-          Resulta Pichoncito… – inició.
“Pichoncito” pensó Sarah asqueada. “Ahora sé de dónde saca Doble H los apelativos cariñosos hacia las mujeres” añadió. “Asqueroso” reprobó.
-          Que la razón por la cual Sarahmanta vive aquí es porque su familia repudió a su madre, la declararon bastarda y la tacharon del árbol genealógico familiar cuando ella decidió romper las normas y casarse con… ¿cómo decías que se llamaba tu padre? – le preguntó.
-          ¿Mi padre? – preguntó señalándose. – Samuel – explicó diciendo el nombre real. – Sam – añadió.
-          ¿Sam? – dijo, con una enorme sonrisa en la cara. De ahí Samantha… ¡qué apropiado! – exclamó, asintiendo.
“¿Es que ninguno de los del ambiente en The Eye va a aprenderse y a llamarme por mi nombre?” protestó Sarah, gruñendo.
-          Cuando su madre decidió dejar a un lado a un rico y viejo hombre de negocios a punto de ennoblecerse gracias a este matrimonio por un carpintero; mucho más pobre, pero más atractivo y huyó con él en busca de su propia felicidad; repudiando con ello a su familia – explicó. – Nadie de su familia había conseguido dar con ella hasta que de casualidad Doble H se la encontró – añadió. – Me temo que tengo que darte malas noticias, querida – dijo, tomándole las manos. – Se trata de tu tío – apostilló pasado un instante para darle aún más dramatismo a la situación.
-          ¿Mi tío? – preguntó ella, descreída y enarcando una ceja. Solo entonces recordó que ella sí que “tenía” un tío (el padre de Doble H) y añadió, con tono apesadumbrado y la voz titileante: - ¿Está…grave? -.
-          ¡Qué voy a saber yo! – exclamó. - ¡Bastante tengo ya con poseer y regentar un anfiteatro de luchas de boxeo y arbitrar combates como para encima encargarme de ser el hombro, paño de lágrimas y confesor de todos los que me rodean! – añadió. - ¡Para eso ya están los curas! – agregó. – Además, ese es el tipo de cosas que si tú hubieras estado a la luz sabrías, así que… ¡déjate ver ya, niña! – exclamó, grabándole esa última frase golpeándola con dos dedos en la frente.
-          ¿Sarah? – preguntó, expectante Eden mirando hacia su amiga.
Y Sarah asintió. ¿Qué otra cosa sino podía hacer al respecto?
Se había concienciado de que tenía que volver a hablar con Doble H. Es más, por mucho que la idea no le agradase, tendría que ser ella ahora quien rompiese el hielo y fuera a buscarlo para tratar de ajustar la historia que él había decidido inventase con respecto a su familia y que no cometiesen pequeños errores o fallos en cada una de sus versiones.
Eso sí, mientras continuaba asintiendo mirando a los ojos de su amiga directa y fijamente, luchaba con todas sus fuerzas por no reírse a carcajadas ante la inverosímil que era esta.
¿Su familia, nobles? ¡Si…! ¡Seguro…!
El hecho es que habían estado cerca de nobles, pero por trabajo no por  pertenencia a dicho estamento. En realidad su padre y su madre habían sido mayordomo y sirvienta respectivamente de unos pequeños baronets londinenses; de ahí que ella supiese algo de modales y tuviese una “buena” educación (desde luego muy superior a la de otras chicas de su mismo status; véase Eden como el ejemplo más cercano). Pero es más, cuando ella nació se trasladaron al campo y su padre se transformó en agricultor y su madre en ama de casa; así que en cualquier caso y de ninguna de las maneras ella era noble.
Sarah no sabía de dónde había podido sacar Doble H una idea tan remotamente estúpida y disparatada. Mejor dicho, sí que lo sabía.
La historia que Albert acababa de relatar era sorprendentemente similar a la de los padres de lady Dalia; la protagonista femenina de los folletines que Lauren Sunbright escribía para The Chronichle; lo cual era impensable.
Probablemente sólo sería una coincidencia sorprendente. Desde luego que esa era una posibilidad mucho más acertada que la idea estúpida de que Doble H, el boxeador y campeón de los pesos medianos de Gran Bretaña y del anfiteatro The Circle estuviese igual de enganchado a esa historia que la inmensa mayoría de las mujeres cultas del Reino Unido.
-          ¡Oh Dios mío! – exclamó Eden. - ¡Mi pobre Sarah! – añadió con los brazos extendidos y pasándole el farol a Albert. – Pero ¿por qué no me lo dijiste antes? – le preguntó abrazándola con fuerza mientras se mordía el labio (sin palmaditas en la espalda).
-          No…no…quería preocuparte con…mi historia…Ya tenías suficiente drama en tu vida – se inventó.
-          Pues se acabó – decidió rotunda. – Necesitas echar todo esa congoja que tienes dentro de ti – sentenció. – Me lo vas a contar todo con pelos y señales, incluyendo cómo te encontró tu primo Doble H – anunció ante el  horror de Sarah y la sorpresa extrema de Albert, con sus planes para esa noche repentinamente truncados.
-          ¿Qué? – gritó, saliendo ese grito de su boca antes de ser consciente de la hora que era y de las personas que estaban allí presentes. - ¡No! – añadió negándolo con la cabeza, enfatizando su negativa.
-          ¿Por qué no? – preguntó Eden confusa y algo enfadada por tan exacerbada reacción de su amiga.
-          Porque…porque…porque… - tartamudeó Sarah de manera compulsiva y nerviosa.
-          ¿Cómo pretendes hacerle una de tus interminables rondas de preguntas de satisfacción de curiosidad en una noche como esta? – le preguntó. - ¿Es que no ves que está muy afectada por lo que le acabo de contar? – añadió.
-          Pero… - dijo Eden.
-          Ni peros ni nada, pichoncita – cortó él de raíz. – Sarahmanta necesita esta noche para pensar y descansar antes de ir mañana a hablar con su primo – añadió.
-          Pero yo… - volvió a decir nada.
Albert esta vez la calló con un beso apasionado; que volvió a provocar gruñidos de envidia en Sarah.
-          Tú mantén la mente fría y el cuerpo caliente – añadió antes de que por fin Eden abriese las puertas de su apartamento.
Y solo justo antes de entrar completamente, Albert se giro hacia ella señalándole con el dedo índice; indicando con ello que le regañaba porque había estado a punto de arruinar su noche de pasión desenfrenada con su novia al aparecer de esta forma tan inoportuna, a su vez esto servía también para advertirle de que no volviera a hacerlo nunca y sobre todo, lo que venía a indicar y a recordarle con este gesto es que sabía que la historia que Doble H y ella le habían contado era mentira (esto sobre todo se lo dijo la mirada que le lanzó) y que por tanto, le debían una y muy gorda por ayudarles a mantenerla en funcionamiento.
“¡Fantástico!” dijo Sarah burlándose y riéndose de su propia buena suerte; la cual parecía abandonarla por momentos. “¡Maldigo el día en que saqué del oscuro callejón y salvé la vida a Henry Doble H Skin HH Skull Harper!” añadió antes de cerrar la puerta con un portazo sin importarle las horas que eran ni pensar un instante en el resto de inquilinas del bloque de apartamentos.
Era su momento.
El único capricho que se había concedido en todo el día y en mucho mucho tiempo.
Y como tal, lo disfrutó y saboreó al completo.

5 comentarios:

  1. De todos los capítulo escritos hasta ahora de todas las historias este es el que menos me gusta con diferencia, aún así era necesario un capi de transición para explicar y poner en antecedentes el próximo; que tendrá más chicha...
    Entenderé que tampoco os guste.

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  2. ESPERATE JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA ESPERA JAJAJAJAJAJJAJAJAJAJA ME MEO JAJAJAJAJAJAJA ME PARTO JAJAJAJAJAJAJAJA
    POR DONDE EMPIEZO JAJAJAJAJAJAJJAJAJAJ Q ME MEO JAJAJAJAJAJAJA (LLORANDO DE LA RISA) JAJAJAJAJAJAJAJA
    BUENO YA SI Q SI ESPERA JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
    BUENO YA RISTORI YA COMENTA JAJAJAJA, A VER TE COMENTO NO ES UN MERO CAPI DE TRANSICION SINO UN CAPITULAZO DE LOS BUENOS CHIN CHAPO REIRME ME HE REIDO UN RATO Y AHORA YA (DESPUES DEL SOKH CHOK O COMO QUIERAS LLAMARLO) X FIN SE CON QUIEN ESTA SALIENDO ALBERT Q MENUDA SORPRESA PERO ANTES DE ESO ACONTECIMIENTOS PREVIOS
    POBRE SARAH MIA DESDE LUEGO Q PARANOIA MENTAL O PAJAS MENTALES SE HACE ESTA MUJER AL TON DE Q SI DOBLE H LA ESTA SIGUIENDO AUNQ YO TAMBN HARIA LO MISMO O LE DABA UN ESTACAZO X ACOSADOR NO SE Q HARIA Y BUENO SARAH ESO DE OCUPAR LA MENTE EN OTRAS COSAS ESTA BN X LO MENOS NO PIENSAS EN ESO PERO CHICA DE AHI A TRABAJAR COMO UNA MULA ESO NO EE Q HAY Q DORMIR Q DORMIR ES MUUUUY IMPORTANTE A NO SE Q VENGA EL DEL VATER A ARREGLARLO Y TE JODA MEDIA HORA O UNA HORA DE SUEÑO DESPUES DE LLEVAR UNAA SEMANA SIN APENAS DORMIR EN CONDICIONES PERO VOLVIENDO Q ME DESVIO DEL TEMA, Q TIES Q DORMIR CHATA Q ESO NO TE LO CONSIENTO EEE ASI Q HAZME CASO Y DUERME CHICA Y Q EL TRABAJO LO HAGA CHRISTIAN Q MENUDO JETA ESTA HECHO BUENO MAS COSAS Q SE ME OLVIDAAN A SI EL MOMENTO LLEGAR A CASA Q AHI ME HE PERDIDO UN POCO XQ HA SIDO UN BUEN ZAS EN TOA LA BOCA IMPRESIONANTE XQ HA SIDO COÑO VENGA YA SI¿?¿? NO JODAS!!! O.O Q ALBERT SEA EL NOVIO DE EDEN ME DEJA EN PLAN NO JODAS Q FUERTE Y EL MOMENTO IROS A UN MOTEL TAN TIPICO HA SIDO JAJAJAJAJAJAJAJA Y EL OTRO SAMANTHA Y SARAH QUIEN LEÑES ES SAMANTHA ANDA PORRAS SI CREO Q SOY YO JAJAJAJAJAJAJ ME MEO JAJAJAJ (PENSAMIENTO DE SARAH LE VOY A PARTIR LAS PIERNAS A HH X INVENTARSE LAS COSAS Y CREO Q EL OTRO VA A PONER CARA DE CORDERO DEGOLLADO CUANDO LA VEA XQ AQUI ENTRE NOS A SARAH LE MOLA HH AUNQ NO LO RECONOZCA Y VICEVERSA Y YO NO DIGO NA XQ SUBE EL PAN)Y BUENO LA HISTORIA Q SE HA INVENTADO DE LA FAMILIA DE SARAH HA SIDO BUENISIMA AUN ME ESTOY SECANDO LAS LAGRIMAS DE LA RISA Q ME HA ENTRADO MAS COSAS A CHRISTIAN ME PARECE A MI Q LE VOY A PEGAR UNA PALIZA SI ME DA A MI Q SI TIENE Q HACER ALGO GRANDIOSO PARA Q NO QUIERA PEGARLE SI XQ MIRA Q TRATAR A SARAH COMO UN CACHORRILLO MU MAL TONTO EL CULO MU MAL ESO NO SE HACE SARAH PREEFIERE Q LE DES CANDELA EN PLAN Q LA COJAS X LA CINTURA Y LA METAS LA LENGUA HASTA LA CAMPANILLA (PALABRAS ALTERADAS LIGERAMENTE Y SACADAS DEL TEXTO JJIJIJIJIJI) ESO ES LO Q QUIERE SARAH Q LA DES UN BUEN MENEO Y NO LA TRATES COMO A UN PERRO PERO CREO Q SE DE OTRO Q ENCANTADO Y GUSTOSO LE DARA CANDELA A SARAH Y SERA EL HOMBRE MAS FELIZ DEL MUNDO MUNDIAL
    HE DICHO O CREO XD

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    Respuestas
    1. Presuponía que sabíais quién era el novio de Eden pero... me alegra haberte sorprendido...=)
      Punto dos; pues creo que Christian aún os va a caer algo peor... (que no Christina que tiene a punto de caramelo un artículo de los suyos)
      Punto tres y sobre todo el más importante... ¿pero qué es exactamente lo que te hace tanta gracia? O.O

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  3. las formas en como se encuentran en el rellano y en plan la hª rara de la family de sarah q no me he reido mas xq no jajajajajaj

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  4. Yo me he reido mucho con lo de cachorrita XD me ha recordado a una cocker spaniel jajaja con el resto de la historia mi cara iba cada vez más en aumento de... O.o!!! XD pero en buen sentido de que me iba sorprendiendo mas y mas como se iba liando tooodoooooo!! Por cierto, a Matemático Chismoso ya le vale, usar así a Sarah... y la otra pensando que estaba soñando anda que... XD

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