domingo, 29 de septiembre de 2013

Capítulo X De toda la vida

CAPÍTULO X
Una conversación interesante
 (…)He contemplado el cielo del oeste
Y su matiz peculiar de verde amarillento.
Aún lo contemplo.
¡Y con qué mirada inexpresiva!
(…)
A todas veo
Tan majestuosamente hermosas
¡Veo que hermosas son, mas no lo siento!
Melancolía, Samuel Taylor Coleridge (1772-1864)

Las aguas parecían haber vuelto a su cauce tras la fiesta de la noche anterior.
Verónica no era el tema de conversación del artículo de Christina Thousand Eyes (dicho “honor” volvía a corresponder a Penélope) y, gracias a la intervención de Jeremy, podría decirse que Katherine y ella habían hecho las paces.
Sin embargo, Jeremy no estaba muy seguro de esto último, al menos por parte de su hermana y decidió regresar al hogar familiar de los Gold en Abermale Street por lo que pudiera pasar.
Se había levantado tarde y era perfectamente consciente de ello. O mejor, se había vuelto a despertar tarde. Lo cierto era que en ningún momento había pensado regresar por la mañana a la casa familiar; él había pensado en realizar la “mudanza” oficial por la tarde pero, cuando regresaba a su hogar conyugal tras haber pasado la noche con la viuda Fleur Flags; (una de sus múltiples conquistas del período de luto transcurrido inmediatamente después a su viudez) apasionada hasta el extremo e insaciable sexualmente tras largos períodos de abstinencia Jeremy se sentía agotado y lo que quería era irse a dormir.
El destino sin embargo, había reservado otros planes para él esa mañana porque justo cuando caminaba hacia Cork Street se encontró con William Crawford; el novato y uno de sus íntimos amigos nobles, pese a que también le sacaba ocho años de edad. Mismo William Crawford que se había negado a asistir a cualquier tipo de evento social y con el que solo coincidía en las sesiones parlamentarias. Ese novato que entendía por diversión (propia de su tierna edad por otra parte) irse a tomar unas copas fuesen las horas que fuesen.
No pudo negarse.
Su problema esa mañana era que la diferencia entre lo que había comido y bebido era considerable. De nada a todo para ser exactos. Y por eso, cuando terminaron su reunión, se sintió y notó más perjudicado del grado de alcoholismo al que estaba acostumbrado, por lo que, como su la residencia Gold estaba más cerca del club que la suya propia y dudaba del grado de integridad física que podría alcanzar si lo intentaba si quiera, tomó la decisión más inteligente.
No sabía que iba a dormirse tan profundamente cuando por fin se tumbó sobre su mullido colchón.  Solo hubo una cosa buena de su siesta de media mañana: no había tenido pesadillas con Rebecca y eso siempre era un hecho por el cual alegrarse.
Sin embargo, el optimismo se borró de su cabeza cuando fue sustituido por dolorosos pinchazos en la cabeza, resultado y manifestación de una incipiente resaca.
“Has bebido por la mañana” se dijo. “Has bebido por la mañana” se repitió para crearse mala conciencia.
Beber tanto por la mañana estaba mal. Era cosa de alcohólicos.
“Y tú no eres alcohólico” se recordó. “Estuviste a punto de serlo, pero lo superaste” añadió. Aunque al instante modificó su línea de pensamiento del reproche a la justificación: “No has bebido demasiado… lo que ocurre es que la ingesta de alcohol y el saltarse el desayuno no son buena combinación” pensó antes de abrir la puerta del salón a la espera, creyendo que entraría nuevamente en un campo de batalla, por la crispada relación entre su hermana y la invitada.
Parecía no obstante que tendría que reconsiderar su opinión acerca de la actual relación de ambas. Sobre todo, cuando entró en el salón del té y las encontró riendo como gallinas cluecas y con sonrisas francas y sinceras en sus rostros mientras admiraban cómo los escasos rayos de sol primaverales se filtraban por la ventana. Signo inequívoco de que estaban haciendo (o mejor dicho) perdiendo tiempo antes de comer.
-          ¿Madrugando hermanito? – le preguntó Katherine, burlándose de él y sus tardías horas de despertarse.
-          Soy un viejo Kat; cada vez me cuesta más dormirme y he de recuperar mis horas de sueño de alguna manera – explicó, inventándose la historia sobre la marcha y pronunciando con excesivo cuidado y detalle todas y cada una de las sílabas mientras rezaba porque no se le trabase la lengua. Acto seguido, sin esperar invitación, se sentó (o más bien se tiró) sobre el único sillón libre; el cual estaba situado justo enfrente del de Verónica, incapaz de permanecer de pie más tiempo de tanto como giraba la estancia a su alrededor. Cuando por fin su mundo se detuvo, levantó la vista para mirarla y desearle unos buenos días de manera silenciosa. Gesto al que ella correspondió con una sonrisa amable; sin duda agradecida por la situación compartida la noche anterior.
Pero si realmente conociera el carácter de los pensamientos que había albergado sobre ella, esa sonrisa hubiera desaparecido de su cara.
-          ¡Uff! – exclamó Katherine con disgusto, moviendo las manos por delante de su nariz para espantarle el mal olor que en breves comenzaría a impregnar toda la estancia al carecer de ventilación. – Has bebido – le acusó.
-          Eh… sí – respondió él rascándose la nuca, sintiendo en todo la mirada inquisitorial de Verónica; quien había enarcado una sola ceja de incredulidad desde la acusación de Katherine. – Pero en mi defensa, he de agregar que yo no quería – se defendió de la mejor manera que pudo; sin convencer a ninguna de las mujeres.
-          ¿Cómo se te ocurre beber por las mañanas? – le recriminó Katherine enfadada. – El protocolo dice… -
-          Sé muy bien lo que dice el protocolo al respecto – le interrumpió él.
-          ¿Entonces? – preguntó Katherine, aún más enfadada que antes por haber interrumpido su turno de palabra (otra infracción protocolaria). - ¿Qué motivo te ha llevado a beber a tan tempranas horas de la mañana? – quiso saber.
-          Pero ¿no decías que era muy tarde? – preguntó con ironía, provocando una sonrisa en Verónica.
Katherine gruñó y contuvo sus irrefrenables ganas de abofetear a su hermano mayor, sobre todo porque no era acción para señoritas. En su lugar, suspiró y le preguntó con los dientes apretados:
-          ¿Es que acaso tenías algo que celebrar? - ¿Una victoria parlamentaria? – dejó caer, sabiendo la imposibilidad de este hecho.
-          Muy graciosa Kat – dijo él, sacándole la lengua. – No, más bien William Crawford y yo salimos a lamer las heridas de la derrota liberal de la sesión parlamentaria – explicó.
-          Alto – dijo Katherine poniéndose de pie plantando la palma de su mano extendida justo delante de su rostro.  - ¿Has dicho William Crawford? – preguntó, retirando la mano para conocer su respuesta.
-          He dicho William Crawford – respondió. – Tal y como has escuchado la primera vez – agregó, para picarla.
-          ¿Y le has hablado de mí? – preguntó sentándose en la alfombra con una sonrisa ansiosa en el rostro.
Antes de que Jeremy respondiese a la pregunta, una Verónica que se había perdido durante el transcurso de la conversación se atrevió a preguntar:
-          ¿Quién es William Crawford? –
-          Pues es… - inició Katherine dando palmadas de entusiasmo.
-          Un amigo mío que es el culmen de todas las aspiraciones matrimoniales y características físicas ideales que un hombre debe poseer según mi hermana y la inmensa mayoría de la población femenina – explicó Jeremy; interrumpiendo por segunda vez a su hermana en la conversación.
-          Y además… es el duque de Silversword - dijo Katherine mientras volvía a ponerse en pie y arqueaba sus cejas a la vez varias veces a la vez mirando directamente a Verónica; quien entendió el mensaje oculto de la frase de su amiga, no así Jeremy.
-          Ah – exclamó de manera suave recostándose en el sillón y posando las manos sobre su tripa para evitar que le sonaran y revelasen el hambre canina que tenía. – Ahora está todo mucho más claro – añadió, asintiendo lentamente.
-          ¿Volviste a perder contra papá? – preguntó, elevando el tono de su voz. - ¿Podrías considerar retirarte de la política por favor? – le pidió, avergonzada.
-          Pues sí, Katherine – dijo asintiendo, dedicándole una sonrisa de falsa gratitud por sus palabras de ánimo a su hermana. – Me temo que los liberales volvimos a perder contra los conservadores – explicó. – Tendremos que esperar a la próxima sesión parlamentaria para recortar ventaja – concluyó resignado.
-          ¿Liberales? – preguntó Verónica extrañada. - ¿Has dicho liberales? – volvió a preguntar; aún más extrañada que antes .Jeremy asintió con la cabeza, sin entender a qué se debía su gesto de extrañeza. – Pero Jem… tú no puedes ser liberal – concluyó Verónica negando con la cabeza y apenas un hilo de voz; de tanta confusión como le había creado la revelación de Jeremy.
El mero hecho de escuchar a Verónica pronunciar su apócope cariñoso provocó una sonrisa en Jeremy; quien respondió:
-          No solo puedo, sino que lo soy –
-          Pp…ppero – tartamudeó ella. – Tú – dijo, señalándole con el dedo índice. – Tú siempre has sido conservador – concluyó. – Como tu padre, tu abuelo y el resto de varones de tu familia – agregó. – Además, el hecho de que fueses conservador fue lo que llevó al padre de Rebecca a decantarse por ti y escogerte como su yerno. – Ya sabes – dijo asintiendo dos veces con la cabeza para que recordase. – Por intereses políticos comunes – concluyó encogiendo los hombros y permaneciendo a la espera de una respuesta.
Una respuesta que él no quiso darle, pues el mero hecho de mencionar a Rebecca en la conversación provocaba que aún sintiese dolorosos pinchazos en su corazón y que la rabia comenzase a brotar en su interior. Por eso, solo le respondió de forma brusca; deseoso de poner punto y final a la conversación cuanto antes:
-          Verónica, eso fue hace mucho tiempo y las personas cambian -.
-          Las personas correcto – rebatió ella; quien no iba a dejar pasar la conversación. - ¿Tú? – preguntó. – En absoluto – se respondió. – Tú eres un hombre de rígidas costumbres Jem – añadió, volviéndole a señalar con el dedo índice. - ¡Por Dios! – exclamó. – Aún recuerdo que siempre visitabas a tu hermana los días dos y diecisiete de cada mes y siempre le comprabas algún regalo porque eres pésimo a la hora de recordar las fechas y de esa forma siempre coincidiría con su cumpleaños – añadió. – Lo hiciste durante cuatro años – explicó. - ¡Cuatro años! – exclamó, sacando cuatro dedos de su mano para ayudarle a recordar de forma mucho más nítida. - ¿No te da eso una idea del tipo de persona que eres? – le preguntó con ironía. – Tú has sido conservador desde jovencito y lo seguirás siendo el resto de tu vida así que por favor, no intentes contarme historias para intentar convencerme de que desde hace ocho años te has vuelto liberal porque no me lo creo – concluyó.
-          Está bien – gruñó en voz baja. – Está bien – repitió elevando mínimamente el tono de su voz. - ¡Esta bien! – exclamó una tercera vez poniéndose en pie. - ¿Sabes qué? – le preguntó acusándola con el dedo índice. – Tienes razón – respondió mesándose el bigote. – Al principio no era liberal en absoluto – confesó. – Fue un gesto de rebeldía y venganza contra los Fitzgerald que una ideología compartida… -
-          Lo sabía – le interrumpió Verónica satisfecha y sonriendo con autosuficiencia; aunque se ganó otra mirada de reprobación por parte de Katherine al haber interrumpido la explicación de Jeremy.
-          Pero… superada la rebeldía inicial, descubrí que muchos de mis pensamientos eran bastante similares a los planteamientos defendidos por los liberales, especialmente los relacionados con las mujeres – dijo señalándolas. – Así que decidí continuar en el partido para ayudarles lo más que pudiera – explicó, satisfecho.
Ya está.
Ya lo había dicho.
Llevaba ocho años sin explicarle a nadie los motivos reales acerca de su repentino y radical cambio de ideología política. Acción y noticia que causó disgusto y estupor a partes iguales en su familia y círculo de amistades íntimas además de una profunda incomprensión.
Y ahora llegaba Verónica y con una simple pregunta había conseguido sonsacarle la respuesta (omitiendo los detalles oscuros del engranaje de la historia, eso sí). ¿Cómo no estrangularla por ello? ¡Este hecho venía a demostrar la facilidad que aún tenía para hablar con ella y del control que ejercía sobre él sin ser consciente de ello!
No podía echarle la culpa al alcohol porque ya era demasiado mayor para tan párvula excusa. Se había confesado con ella porque había querido; quizás harto ya de guardar durante tanto tiempo esa información.
Siempre había creído que el alcohol sacaba a relucir la verdadera naturaleza oculta y controlada  de la naturaleza al desinhibirnos. Por eso no afectaba de la misma manera a todos y aparecían bebedores parlanchines, violentos y graciosos. A él sin embargo, le desarrollaba su ya de por sí sincera lengua; confirmando el dicho popular que niños y borrachos siempre dicen la verdad.
Sin embargo, su repentino y liberador ataque de sinceridad no era sinónimo de felicidad. Todo lo contrario. Estaba enfadado consigo mismo y con Verónica porque lo que hace años parecía gracioso y curioso ya no lo era. De hecho, no le hacía ni pizca de gracia porque si Verónica continuaba hurgando y preguntando sobre su cambio radical de actitud podría acabar consiguiendo que se lo revelase todo y él no quería convertirse de nuevo en el centro de atención de la corte y que todos volvieran a sentir lástima y compasión por él.
Tenía que conseguir alejarse de ella a través de comportamientos nada educados. El problema que se le planteaba era cómo hacerlo cuando se había proclamado en privado su protector.
Situación que le frustraba y enfadaba a partes iguales.
Pero no solo él estaba enfadado en el salón. También su hermana Katherine compartía el mismo estado. Y además, por el mismo motivo.
“Ocho años” pensó. “Ocho años de incansable acoso, con amenazas, “torturas” y desaparición de objetos de vital de sus aposentos para que me contara todo esto y nada” añadió. “Y a Verónica se lo cuenta todo tan solo con una simple pregunta” agregó. “Increíble” concluyó, mirando con envidia a su amiga.
Cierto era que de su familia era la menos entendida en política; pero este era un tema con el que ganarse la atención de nuevos pretendientes; sobre todo si se demostraba buena base de conocimientos. Y cuando Jeremy se cambió de bando político, numerosos hombres recurrieron a ella para que les explicase los motivos que pudieron haber provocado un giro tan radical en él. Pero no pudo hacerlo; ya no por no entender bien el entramado político (aunque las nociones básicas de Penélope y Rosamund le fueron muy útiles) sino porque a su hermano no le dio la gana de hacerlo.
Bien pensado, no tenía sentido enfadarse con Verónica; quien no sabía nada de nada. Debía enfadarse con Jeremy y su mutismo; posibles causantes de su actual soltería. Pero ya sabía cómo iba a vengarse de él.
“Nadie ignora a propósito durante tanto tiempo a Katherine Gold; incomparable de su generación” pensó con malicia.
Su venganza consistiría en romperle a Verónica la imagen de perfección e idealismo errónea e irreal que se había creado gracias a sus recuerdos infantiles y de primera juventud  gracias a los años en que no había estado en contacto directo con él. Imagen que para nada se correspondía con la realidad y que demostraba realmente era que, le estaba haciendo un favor.
-          No olvides a las viudas, querido – dijo.
-          ¿Las viudas? – preguntó Verónica, con otro gesto de extrañeza.
-          ¡Oh sí! – exclamó Katherine asintiendo con vehemencia. – Querida Verónica – inició con tono condescendiente. – Mi querido hermano Jeremy aquí presente – dijo señalándole con la palma de la mano extendida. - … Se ha convertido en el paladín público de las viudas – concluyó. - ¡Pobres y desconsoladas viudas londinenses! – exclamó en un falso tono lastimero mientas sonreía con malicia y llevaba su mano a la frente, imitando los sobreactuados gestos teatrales en el que se indicaba que la persona que lo ejecutaba iba a sufrir un desmayo.
Verónica suponía que las palabras de su amiga encerraban un significado oculto, pero no adivinaba a averiguar cuál era; por lo que no pudo hacer otra cosa que continuar mirándola con gesto interrogativo.
-          ¿Aún no lo entiendes? – le preguntó, algo frustrada. Y en susurros añadió: - Mi hermano defiende a las viudas públicamente porque desde que murió Rebecca no ha hecho otra cosa que buscarse amantes viudas -.
La revelación de Katherine provocó que Verónica diese un respingo en el propio sillón y retrocediera horrorizada. Desde luego que ese comportamiento y actitud no eran propios del Jeremy que conoció antaño. Por otra parte, creía a Katherine pero… su amiga en ciertas ocasiones un carácter caprichoso e infantil impropio de una mujer de su edad, así que…decidió despejar sus dudas preguntándoselo directamente:
-          ¿Lo haces? -.
“Mira tú por dónde me va a venir bien la intervención de mi hermana pequeña…” pensó Jeremy, agradeciendo su repentina buena suerte sin abrir la boca y por tanto, sin conceder una respuesta a su pregunta.
No hizo falta más, la impasibilidad e inexpresividad del rostro de Jeremy se lo confirmaron. Katherine por tanto decía la verdad.
-          ¡Oh Dios mío! ¡Lo haces! – exclamó elevando la voz y abriendo mucho los ojos por la sorpresa del descubrimiento.
Una de las características que toda incomparable debía tener era un perfecto saber estar y conocimiento del momento exacto en el que debía retirarse y abandonar una conversación. Como buena incomparable, Katherine hizo precisamente eso; desaparecer, pues era consciente de que ambos tenían que ponerse al día en muchos temas. Y si tenían que tirarse los trastos a la cabeza, no quería ser quien estuviera en medio de ambos.
Solo cuando Katherine abandonó la estancia; con toda la pompa y ceremoniosidad que le caracterizaba, Verónica se atrevió a preguntarle a Jeremy en voz muy baja, aunque incapaz de borrar la expresión de desdén en su rostro:
-          ¿Por qué viudas? –
-          Fácil – dijo él poniéndose de pie y comenzando a caminar. – Aunque te advierto Verónica que mi hermana no te ha informado completamente de todo bien – añadió. – En ocasiones, también disfruto de la compañía de las infelices e insatisfechas mujeres casadas británicas – aclaró. – Son relaciones muy satisfactorias también, pero con un único problema: sus maridos – se lamentó.- Decidí decantarme por las viudas tras descartar a las jovencitas debutantes; quienes, por muy espibiladas que sean en materia sexual, lo único que ven en un hombre es un proyecto matrimonial. A las casadas las descarté tras verme envuelto en varias situaciones comprometidas con los señores esposos de dos de ellas que me llevaron incluso a arriesgar la vida en sendos duelos de pistolas al amanecer. Tras eso, lo vi claro: las viudas. Las viudas son mujeres libres, sin cargos e independientes económicamente hablando. Además están faltas de cariño y amor, por lo que son vulnerables y fáciles de convencer o sugestionar a la hora de tomar decisiones debido a sus recientes pérdidas – explicó Jeremy; maravillado por la  facilidad con la que estas palabras; que lo convertirían en un animal de la peor calaña a ojos de Verónica, salían de su boca. Aunque quizá salían tan rápido y tan fácilmente porque eran ciertas.
-           No me puedo creer que acabes de decir esas palabras – dijo Verónica, poniéndose en pie y justo enfrente de él para encarar y descubrir si realmente o no, había sinceridad en sus palabras.
“Inocente…Aún cree que soy el joven inmaduro de antaño…” pensó Jeremy. “Voy a tener que continuar dándote detalles de mi vida actual…” se lamentó.
-          Hablo completamente en serio Verónica – dijo. – El escoger amantes viudas es la mejor decisión que he tomado en mucho tiempo: no tengo que preocuparme nada más que por saber cuándo están disponibles y preparadas para pasar un buen rato y, de los caprichos que desee comprarle cuando me plazca en recompensa por mis servicios – añadió, antes de suspirar y agregar su puntilla final: - No ahora porque te vas a casar y además, desconozco la edad que tiene tu actual prometido pero… si algún día te quedas viuda y decides visitar Gran Bretaña, no dudes en recurrir a mí para proporcionarte ayuda – añadió. - Con lo que sea  - concluyó, son voz seductora y arqueando las cejas, dejándole claro que se refería a asuntos de tipo sexual; como si le quedase alguna duda.
-          Sei un… - dijo con los dientes apretados antes de cruzarle el rostro con dos bofetadas que quedaron su marca en sendos carrillos. – Stronzo[1] – concluyó, algo más calmada tras el gesto.
“Me las merezco” pensó Jeremy resignado y dolorido.
-          Por eso, si tengo que convertirme en su paladín político público para defenderlas, que tengan más ventajas legales y unas mejores condiciones de vida, con gusto lo haré – continuó, ignorando las altas temperaturas que sus mejillas tenían en ese momento y sobre todo, el dolor que emanaba de ellas. – Si ellas están felices y contentas, yo me veré recompensado – concluyó.
Verónica se apartó de Jeremy para procesar toda la información que éste le había proporcionado sobre su yo actual en tan poco tiempo y palabras.
No podía ser.
Este no podía ser el mismo Jeremy que ella conoció y del que estuvo enamorada tanto tiempo. Se negaba a creerlo.
Quizás si le presionaba algo más, podía llegar a saber de dónde procedía tanto desprecio hacia las mujeres. Debía intentarlo, aun a riesgo de poner su integridad física en peligro, pes ya había oído el mal genio que se gastaba últimamente y por el cual era bastante impopular entre los miembros de la aristocracia masculina.
-          Así que bajo toda esa fachada de honorabilidad y buenas intenciones escondes tus propios intereses – le reprochó. Y ante el orgullo que parecieron causarle estas palabras, decidió ir más allá. – Eres un egoísta Jeremy Gold, un egoísta – le insultó. – Tú nunca fuiste un hombre que pensase o tratase a las mujeres como meros objetos de adorno, así que deduzco que tu cambio de actitud debió producirse mientras estuviste casado ¿me equivoco? – le preguntó.
-          ¡Ah, el matrimonio! – exclamó emitiendo un suspiro muy suave mientras asentía. – El matrimonio es el cementerio del amor – estableció esta vez de forma muy tajante, ante el asombro de Verónica. – No me mires así – le pidió con acritud. – Solo hablo en mi caso, espero que a ti las cosas te vayan bien, de veras – añadió, tocándole el hombro.
“Así que fue por Rebecca” pensó con disgusto hacia ella. “¿Qué pudo pasar entre ellos que diera como resultado esto?” se preguntó, curiosa.
-          Jeremy… ¿Qué sucedió en tu matrimonio con Rebecca para que cambiaras tanto?  - le preguntó temerosa sin atreverse a mirarle. - ¡Tú antes eras un romántico convencido! – exclamó en voz muy alta; intentando hacerle recordar y despertar de su aletargamiento mental.
“Rebecca…” pensó asqueado.
Jeremy no sabía que pasaba pero, cada vez que alguien mencionaba su nombre asociado a él, algo se activaba en su mente. Algo violento que era incapaz de controlar y que lo enajenaba de sí mismo y su alrededor por completo. Por eso, antes siquiera de que fuera consciente de lo que estaba realmente haciendo, comenzó a zarandear y sacudir con fuerza a Verónica.
-          ¡No vuelvas a hablar de Rebecca y de mí en mi presencia! – le exigió. - ¿Me has entendido? – le preguntó, desgarrado parte de la tela de la mana de su vestido de la fuerza y presión a la que estaba sometiendo al cuerpo de Verónica.
Por primera vez desde su regreso, ella tuvo miedo de la faceta violenta de Jeremy. Eso por no hablar del daño que le estaba haciendo y que bien podría provocarle que poco tiempo después le salieran moratones en los brazos. Sin embargo, lo peor de todo era que no sabía cuándo iba a acabar con ella y, si como parecía, iba a acabar por golpearla por hablar demasiado.
-          Por favor – suplicó con ojos cristalinos. – Suéltame Jeremy – susurró.
En cuanto vio su reflejo; o mejor el reflejo del animal en el que había convertidos en los aterrorizados iris cristalinos de Verónica, Jeremy la soltó de inmediato y le dio la espalda para serenarse y pensar qué tipo de disculpa debía darle por el incontrolable comportamiento que acababa de tener con ella y que tanto daño le había causado.
“¡Oh Dios mío!” pensó Verónica. “Aún está enamorado de Rebecca y no ha superado su muerte” añadió. “No solo viste de negro, realmente todo su ser continúa de luto y probablemente siga furioso con ella y con el mundo porque se marchó y le dejó aquí solo” añadió; comprendiendo su situación. “Debo ayudarlo a superarlo” estableció con firmeza. “Ya no solo por la ayuda que me prestó ayer, sino por nuestra antigua amistad” agregó. “Antes de que me marche Gran Bretaña debo haberle ayudado a superar la muerte de Rebecca y, si me lo permite, buscarle otra mujer con la que sea feliz. Lo juro” concluyó.
-          Jeremy – pronunció su nombre con un tono de voz neutro, aunque no por ello menos firme. Tanto, que éste se giró hacia ella al instante. – No sé qué es lo que te ocurrió durante mi ausencia pero sé que el Jeremy de hace un momento no eres tú realmente – añadió, acariciándole la mejilla mientras este se dejaba acariciar; cual si de un animalillo pequeño se tratase.
-          Verónica – dijo él, saliendo de su ensoñación y su breve período de calma; poniendo nuevamente distancia entre ellos. – Deja de idolatrarme por favor – le pidió, esta vez con suavidad. – Tú no me conoces y no tienes idea de quién soy yo actualmente – concluyó, rehuyéndole la mirada por segunda vez.
-          Cuéntamelo – le instó ella esbozando una sonrisa sincera; provocando que el fijara su mirada en sus carnosos labios y sintiera una urgente necesidad de besárselos.
“¡Cómo si fuera tan fácil!” pensó, resignado.
Podría hacerlo y poner punto y final a su largo período de sufrimiento en solitario. Pero ¿para qué? ¿Para que el mundo sintiera lástima de él o que incluso se burlaran de su persona y llenasen entre otras cosas cornudo? No gracias. Prefería dejar las cosas tal y como estaban.
-          No – dijo con rotundidad, aunque su mente estaba flaqueando por segundos.
-          ¿Qué te ha pasado? – preguntó ella con dificultad, incapaz de creerse el rechazo al que acababa de ser sometida.
-          La vida me ha pasado – respondió él críptico. – Maduré – añadió, intentando clarificar su razonamiento en la mente y ojos de ella.
-          Muy bien – dijo ella, aceptando su derrota aunque sin comprender el comportamiento de hoy de Jeremy con ella, sobre todo cuando había sido tan tierno y amable con ella la noche anterior cuando la reconfortó y le inspiró fortaleza tras el desagradable incidente de los grabados.  – Veo que aún nos estás listo, esperaré a que el señor que no será duque por su propia declinación esté listo para contármelo – añadió, antes de marcharse y dejarle solo en el salón del té.
El propósito de Jeremy se había cumplido.
Por las palabras y, sobre todo, por la forma en que las había pronunciado, Verónica no solo se había enfadado con él sino que además le temía y le causaba asco a partes iguales.
Eso la mantendría a ella alejada de él y a él de ella al menos hasta el siguiente evento al que tendrían que asistir juntos como familia; donde él ejercería de su protector y vigilante en la sombra. Pero ya se enfrentaría a eso cuando ocurriese.
Debería estar sino contento, al menos satisfecho consigo mismo.
Sin embargo no lo estaba.
¡Joder!
Él no era alcohólico ni acostumbraba a beber por las mañanas.
Entonces ¿por qué su maldita conciencia clamaba por un buen vaso de whisky para mantenerla callada?




[1]  “Gilipollas” Aunque también tiene otras connotaciones en situaciones diferentes; siempre de insulto eso sí. No obstante, dado que Verónica es una señorita he optado por el significado más “suave”.

1 comentario:

  1. chin chin chu tu eres muy pero que muy mala malisima malota malvada malefica maligna que tu grado sumamente alto de malignidad maleficiente perversa no conoce limite alguno pero... COMO ME PUEDES DEJAR SIEMPRE ASI A MEDIAS¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿? PORQUE LO HACES PEQUEÑA MALVADA SHEREZADE EEEE PORQUE¿?¿?¿?¿?¿? NO ME PUEDES DEJAR ASI ALE VENGA FIESTA CON LOS OJOS COMO PLATOS Y LA MANDIBULA DESENCAJADA ANTE TALES HECHOS QUE HAN OCURRIDO ENTRE ESTA EXPLOSIVA PAREJA EEEEEEEE COMO COMO¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿ NO ME LO EXPLICO
    Y TRAS ESTA SARTA DE ELOGIOS Y ALABANZAS HACIA TU GRAN PERSONA PROCEDO A COMENTAR DE FORMA GENERICA CON ALGUNA PEQUEÑA SALIDA DE TONO DE LAS MIAS QUE SOLO VA A SER UNA PERO EL RESTO TODO DE FORMA GENERICA ASI QUE AHI VOY:

    -AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAIS MI WILLY WILLY QUE ME LO COMO MAAAADRE COMO ESTA ESTE CHICO POR DIOS MENUDA APARICION ESTELAR ME HA HECHO EL SR QUE HACIA MUCHO TIEMPO QUE NO HACIA APARICIONES ESTELARES DE ESTE TIPO AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAIIISS MADRE QUE SUSPIRO POR SUS HUESOS QUE TENDRA ESTE HOMBRE QUE LO HACE PERFECTISIMO PERFECTISIMO AAAAIIIS Y QUE ME HACE CHOCHEAR Y BABEAR POR EL AAAAAAAAAAAAAIIIIISSS AAAAAIIIISSS MAAADRE QUE WENO QUE TA EL SR AAAAIIIIISS
    -HOY JEM ME HA CAIDO MUY PERO QUE MUY PERO QUE MUY MAL ES MAS AL FINALIZAR EL CAPI DE MI LINDA BOCA HA SALIDO LA PALABRA MALSONANTE DE CAP... Y AHORA PREGUNTO YO Y PORQUE LAS MAYUSCULAS NO SON MAS GRANDES QUE SI NO LO HARIA: PERO COMO TE ATREVES A HABLARLE ASI A RONNIE EEE A VER COMO TE ATREVES DESGRACIA HUMANA EEE COMO TE ATREVES¿?¿?¿ ENCIMA QUE TE QUIERE AYUDAR CACHO DE MAMELUCO POR NO SOLTARTE OTRO EPITETO MAS MALSONANTE Y PORQUE NO SE ME OCURRE NINGUNO ASI QUE ME PLAZCA PARA LLAMARTE Y CREO QUE ME HE PERDIDO PONIENDOTE QUE NO HAY POR DONDE COGERTE ASI YA REVUELVO EN EL ARGUMENTO PORQUE LE CUENTAS TUS AFFEIRES AMOROSOS A RONNIE CUANDO AMBOS DOS CHURRIS MIOS ESTAIS QUE OS MORIS EL UNO POR EL OTRO Y SOBRE TODO Y JEM QUE ES VERLA Y TE HIERVE LA SANGRE EEE COMO TE ATREVES A HACERLE ESE DAÑO A LA POBRE MUJER AYUDADO POR TU CAPRICHOSA XQ CHIN KATE ES CAPRICHOSA Y (OJO TU E KATE A WILLY WILLY NI TOCARLO EEE QUE ES DE LOPS Y DE CHIN Y MIO EE OJO QUE TE CORTO LA CABEZA EEE MUCHO CUIDADO QUE ME PONGO CHUNGA EEE OJITO GUAPITA DE CARA EE OJITO) ENCIMA PINCHA PARA ALEJARLOS POBRE RONNIE NO SE COMO PUEDE SEGUIR PILLADA POR EL AUNQ CLARO LO HACE PARA MANTENERLA LEJOS PORQUE LAS CHISPAS SALTAN QUE NO VEAS Y TENGO GANAS DE CARNAZA DE ESTOS DOS PERO MUCHAS GANAS XD
    -POR CIERTO QUE LISTISIMA QUE ES RONNIE SI SR ME HA GUSTADO MUCHO COMO LE HA SONSACADO EL SECRETO A JEM ASI SIN MAS MOLA MUCHO ADORO A ESTA MUJER DESPUES DE LOPS SIP ME MOLA

    CONCLUSION: QUIERO MAAAAS QUE AHORA ESTA LA COSA INTERESANTISIMA

    HE DICHO

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